sábado, 18 de agosto de 2012

Escándalos

Casi cinco años de la peor crisis económica internacional desde el crac del ’29 del siglo pasado, con la mitad del PBI mundial (Estados Unidos y la Eurozona) estancada en tendencia recesiva, y el sistema financiero sigue sin cambios significativos. El poder de los grandes bancos no se ha alterado, pese a que es identificado como uno de los principales perturbadores de la estabilidad. Ha impedido que se apliquen normas regulatorias para restringir la actividad ultra especulativa, en especial en los mercados de instrumentos financieros denominados derivados. La subordinación de liderazgos políticos al mundo financiero por temor a una crisis mayor, Estados Unidos a la recesión por el trauma de la década del ’30 y Alemania a la inflación por el trauma de la híper de la República de Weimar, ha formado cuadros técnicos, burocráticos y políticos, derivando en medidas de rescate a bancos y austeridad fiscal. Por ese camino sólo extienden la crisis con costos sociales cada vez más altos. Una forma de eludir la responsabilidad política y de evitar cuestionar los propios cimientos del sistema es culpar de la debacle a empleados infieles o banqueros inescrupulosos. La crisis no ha estallado por estafas de un ejecutivo de cuenta, o por desvíos morales de un banquero, sino que tiene raíces sistémicas. Estas se encuentran en la actual forma de funcionar del capitalismo global sometido a los dictados de las finanzas. La máxima expresión ha sido la manipulación de la tasa Libor que involucró a la mayoría de los principales bancos de Europa y Estados Unidos.
El recuento de los grandes fraudes financieros desde la quiebra de Lehman Brothers permite registrar la imposibilidad de ocultar que el funcionamiento de los propios bancos, ya no sólo la irresponsabilidad de un ejecutivo ambicioso, ha provocado el hundimiento de las economías centrales. La evolución de esos escándalos a lo largo de estos cinco años es notable para observar cómo ha cambiado el sujeto cuestionado, lo que refleja también la profundidad de los descalabros del casino financiero global.
Los casos individuales, que buscaron diluir la responsabilidad de los reguladores como de los propios bancos con más repercusión pública, fueron los siguientes:

- Jerome Kerviel, el broker del banco francés Société Générale, fue señalado a principios de 2008 como el culpable de provocar pérdidas por 7 mil millones de dólares.
- Bernard Madoff, en diciembre de 2008, fue detenido por estafar en 50 mil millones de dólares a cientos de inversores, el mayor fraude hecho por una sola persona. Fue sentenciado a 150 años de prisión.
- David Redmond, de Morgan Stanley, en mayo de 2009, creó una gran posición de futuros de petróleo no autorizada, provocando un descalabro en ese mercado.
- Alexis Stenfors, de Merrill Lynch Londres, estuvo durante cinco años sobrevaluando las posiciones comerciales del banco para ocultar pérdidas, lo que significó luego de ser descubierto, en febrero de 2009, la depreciación de activos por 456 millones de dólares de la entidad.
- La Justicia irlandesa acusó a Sean Fitz Patrick, el rostro más emblemático del escándalo bancario irlandés, el Anglo Irish Bank, por cometer delitos de fraude e irregularidades cuando estaba al frente de la entidad, que colapsó en 2008 y fue nacionalizada un año más tarde.
- Kweku Adoboli es el protagonista de un escándalo por 2 mil millones de dólares perdidos en la división europea de gestión de capitales del banco suizo UBS en Londres, en un fondo de inversión específico (Exchange Traded Fund). Fue acusado en septiembre de 2011 ante una Corte londinense de fraude e irregularidades en la contabilidad.
Este fue el último caso difundido de escándalo financiero que tuvo como responsable a un solo empleado del banco, como si fuera una operación aislada de entidades pulcras ante la ley, cuando los hechos han mostrado lo contrario. Así se verifica con los siguientes casos:
- JP Morgan anunció la pérdida de 2 mil millones de dólares, y dijo que fue debido a la especulación errónea de los derivados de crédito. La suma puede llegar a 20 mil millones de dólares.
- El Citibank acordó pagar una multa de 285 millones de dólares por acusaciones de fraude, por engañar a los inversores a colocar fondos en créditos hipotecarios tóxicos, en momentos en que el mercado de la vivienda comenzaba a derrumbarse.
- Goldman Sachs & Co. también pagó 550 millones de dólares por acusaciones similares en 2010.
- JP Morgan Chase & Co. resolvió un tema similar en junio de 2011, pagando una multa de 153,6 millones de dólares.
- El banco británico Standard Chartered estará bajo vigilancia durante dos años por parte del estado de Nueva York, después de haber pactado una multa de 340 millones de dólares, acusado de realizar operaciones con Irán, a pesar del bloqueo instaurado por las autoridades de Estados Unidos.
- El banco británico HSBC fue denunciado por una comisión del Senado de Estados Unidos por lavado de dinero de los carteles mexicanos de la droga y fondos ilegales provenientes de Arabia Saudita e Irán por un total de 28 mil millones de dólares.
- Los bancos implicados en el escándalo de la manipulación de la Libor entre 2005 y 2009 podrían recibir una multa global de 12 mil millones de euros. Por lo pronto, el regulador financiero de los Estados Unidos y el del Reino Unido le aplicaron una de más de 450 millones de dólares a Barclays. El Royal Bank of Scotland y el Lloyds también han sido acusados de distorsionar información para alterar las tasas de interés. Por lo menos once de las más grandes entidades europeas y norteamericanas están involucradas en la manipulación de la tasa Libor. Se calcula que el volumen de transacciones bancarias a nivel mundial basadas en la tasa Libor es de 360 billones de dólares (unas 40 veces el Producto Interno Bruto de Estados Unidos).

El investigador italiano del departamento de Economía de la Universidad Viale Pindaro de Pescara, Italia, Alberto Bagnai, cuestiona lo que denomina el “enfoque de Anna Karenina” aplicado a las crisis. En el documento publicado por Iniciativa para la Transparencia Financiera, Bagnani discute la idea de que cada crisis financiera resulte de una serie de eventos desafortunados e idiosincrásicos (se refiere a los países periféricos de la Eurozona), que harían que cada una de ellas fuese impredecible y un caso particular en sí mismo, sin ninguna relación especial con otros episodios críticos. Argumenta que, contrariamente a lo que indica el saber convencional actual, estas crisis “son todas iguales” en sus mecanismos esenciales.
Lo mismo sucede con los escándalos financieros. No son hechos aislados impulsados por la codicia de empleados infieles, como un guión para Hollywood, sino que son expresiones propias de cómo está organizado el sistema financiero. Entender que el origen es sistémico puede hacer posible la identificación de las raíces comunes de fraudes en apariencia diferentes y, posiblemente, ayudar en la definición de formas de respuesta o estrategias que tomen en cuenta las lecciones de experiencias históricas pasadas.
La portada del semanario conservador The Economist de la segunda semana del mes pasado se ocupa de la manipulación de la tasa Libor con el título “Banksters” (neologismo compuesto por “bank” y “gangsters”). El listado de escándalos financieros revela que no se trata de delitos aislados, hasta el impactante con la tasa Libor, sino que la característica de gangsters se constituye desde las bases mismas del funcionamiento del sistema financiero global.

Artículo de Alfredo Zaiat (azaiat@pagina12.com.ar). Publicado originalmente en el diario Página12 de Buenos Aires el 18 de agosto de 2012.
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Nota:
Bien podría haber incluido el articulista en la lista de "banqueros infieles" a Juan Peirano Basso, sindicado en el Uuguay como responsable principal y casi único de la crisis de 2002. Es que en nuestro país la práctica del avestruz de esconder la cabeza bajo la tierra para no ver el problema está tan arraiga en el pensamiento nacional, que el "enfoque de Anna Karenina" es dogma oficial a la hora de explicar las razones del crack bancario de principios de este siglo. Esta postura, incluso, ha cooptado a buena parte del pensamiento "progresista". 
Rodrigo Morales Bartaburu
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