miércoles, 26 de octubre de 2011

STEVE JOBS: EL VENDEDOR DE JOYAS

Por Guzmán Morales

Se murió Steve Jobs. Frente a las numerosas preguntas que nos pueden surgir sobre este personaje, intentaré esbozar una respuesta sobre la primera y quizás más básica de las interrogantes: ¿a quién le ganó Steve Jobs?

Si bien esta simple pregunta en algunos ámbitos nos expondría a un abucheo general y a que una lluvia de artefactos blancos cayera sobre nuestras cabezas, parece el momento ideal para hacerla. Cabe aclarar que sería muy fácil poner bajo una lupa su vida personal  y señalar actitudes moralmente discutibles –¿acaso Jobs nunca estuvo en un prostíbulo?- o analizar a fondo la gestión del “capital humano” de nacionalidad China de Apple, pero de esta tarea ya se encargarán sus biógrafos, quienes en estos momentos frotan sus manos esperando invadir -acaso en un mes o… ¿ayer?-  el mundo entero con sus libros con manzanas impresas en inmaculadas tapas blancas.
Al parecer, Jobs y Steve Wozniak fundaron la empresa Apple, aunque tendremos que esperar la película sobre su vida para saber si no le robaron la idea a algún compañero de departamento o algo por el estilo. El objetivo que se plantearon era, para 1976, totalmente revolucionario: hacerle llegar a cada individuo las bondades de la informática y la tecnología; claro, en la medida que éstos pudiesen pagar por ello. A decir verdad el propósito no dista demasiado del que se propuso el popular Bill Gates cuando comenzó con su proyecto de Microsoft, pero como nos indica ese “gran sponsor que es la muerte”, éste es el momento de Steve. Más allá de algunas idas y vueltas el negocio de Apple fue meteórico, y en 2010 la empresa de la manzana obtuvo ingresos por  65.230 millones de dólares, esto es una vez y media el PBI uruguayo.
Pero en realidad Jobs no inventó ni los reproductores de música, ni las computadoras y muchísimo menos los teléfonos móviles. Además, los productos de Apple no aportan tecnológicamente nada nuevo y son bastante más caros que los de sus competidores. Sin embargo incluyen una dosis de “otros encantos” de los que ciertos consumidores han quedado cautivos. Para ejemplificar sólo basta con repasar qué marca de reproductores de MP3 usan los deportistas más famosos cuando llegan a las competencias, o qué teléfonos móviles y laptops llevan las estrellas de cine  e  incluso los políticos. Es que con una puntería envidiable, Jobs disparó productos a un sector específico del mercado: narcisista, de buen poder adquisitivo y con “necesidades” tecnológico-estéticas insatisfechas.
Si bien la convicción de que el diseño y la estética pueden estar presentes en todos los artículos y objetos con los que convivimos estaba en la génesis del movimiento moderno de principios del siglo XIX -y esto tampoco sería una invención de Jobs-, aprovechando las bondades de la economía global él supo inyectarle a ese antiguo cóctel una buena dosis de alquimia consumista. 
De la misma manera que muchas de las joyas originariamente tenían carácter meramente funcional, estas computadoras, reproductores de música o teléfonos fueron posteriormente convertidos en objetos cada vez más decorativos, donde lo ornamental y simbólico comenzó a prevalecer sobre la función. Con la delgadez y la redondez como valores estéticos, el plástico blanco como material precioso y las manzanas luminosas como verdaderas gemas, el señor Jobs acuñó cada uno de sus diseños sabiendo exactamente lo que esas joyas podían simbolizar para sus compradores: la pertenencia a un grupo o a un estatus, como lo han hecho los amuletos, las joyas o los automóviles desde hace tiempo. Esta capacidad para tomarle el pulso a uno de los sectores de consumo global con más influencia y poder le redituó una fortuna personal valuada en 6500 millones de dólares. 
El fanatismo y la adulación presente en la cobertura mediática que la muerte de Jobs desató son exagerados, están bastante más allá de sus propios logros y nos hace pensar que lo que fabrica Apple es algo más que objetos. Lamentablemente no es así. La adhesión a las marcas, como verdaderas religiones, es uno de los rasgos más influyente que la cultura norteamericana ha exportado a todo el mundo desde fines de la década de 1940. En las últimas semanas miles de perfiles en las redes sociales cambiaron sus fotos por la del recientemente fallecido y sus frases, que a veces arrancadas de su contexto se nos presentaron como mandamientos mesiánicos incuestionables del mundo en que vivimos. Una de las pocas invenciones genuinas de Apple es que sus productos -o la gran mayoría de ellos- no vienen acompañados de instructivos, sobrentendiendo una complicidad con sus consumidores y dando un guiño de bienvenida al club. Pero lo que tampoco nos advierten estas joyas tecnológicas, ni el señor que nos las vende, es que lo que poseemos en buena medida nos posee a nosotros. Porque como advierten algunas filosofías milenarias, las cosas que tenemos nos demandan un vínculo recíproco y por ende ellas también nos tienen a nosotros, y a cambio de esto ni siquiera nos aseguran la felicidad. 

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Guzmán Morales Geninazza (guchimorales@gmail.com)
Queda autorizada la reproducción total o parcial de este trabajo citando la fuente.
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viernes, 10 de junio de 2011

De Fray Bentos a Santa Elena; de Liebig`s a Kemmerich (1era. Parte)

Los ingentes avances científicos del siglo XIX en el campo de la química orgánica dieron lugar a la aparición de numerosas ciencias conexas, entre ellas la microbiología. Su desarrollo permitió conocer con cierto grado de exactitud los procesos bacteriológicos que provocan la descomposición de los alimentos, lo que a su vez proporcionó un decidido impulso a la búsqueda de nuevos sistemas para conservar la carne. Éstos resultaban indispensables para poder abastecer con ese producto a Gran Bretaña, primer país industrializado del mundo, que desde la segunda mitad del siglo XIX mostraba un cada vez más irreversible déficit de suministro, que se agudizaba año tras año. Las cifras en este sentido resultan contundentes: el consumo británico de carne por persona pasó de 36 quilos anuales en 1840 a 60 quilos a fines del siglo XIX.(1)   
Apremiadas por las necesidades apuntadas pero también ante la posibilidad de que la explotación comercial de algún novedoso sistema de conservación de la carne pudiera transformarse en un lucrativo negocio, las investigaciones se intensificaron. La magnitud del fenómeno queda expuesto con toda claridad en la cantidad de patentes de invención otorgadas en ese rubro en el Reino Unido: 11 en la década de 1850; 30 en la de 1860 y 56 únicamente entre 1870 y 1874.(2) 


MÉTODOS DE CONSERVACIÓN DE LA CARNE

Por la acción que los métodos de preservación ejercen sobre las características organolépticas de la carne podemos clasificarlos en dos grandes grupos: 
1) Los que modifican sus condiciones naturales provocando transformaciones químicas.
2) Los que mantienen relativamente inalterables sus cualidades esenciales (sabor, textura, aroma y color), apelando para la conservación del producto sólo a cambios físicos. 


LAS CONSERVAS

Durante la década de 1860 se descubrieron varios procedimientos para conservar carne vacuna introduciendo cambios químicos en el producto. Muy activos en el rubro, los británicos desarrollaron -entre otros- el sistema Morgan de embalsamamiento de la res, el de Medlock y Bailey en base a óxido de calcio, el Sloper de conservado en latas y el de Jones de envasado al vacío. Por su parte en Alemania, el químico Justus Von Liebig sistematizó un procedimiento para elaborar extracto de carne mediante ebullición en el vacío, patente que fue luego utilizada por la compañía Liebig’s Extract of Meat Company Limited. 
Thomas J. Hutchinson, cónsul inglés en Rosario (Argentina), hizo en 1868 una minuciosa y detallada descripción de las empresas de capital extranjero instaladas en el Río de la Plata dedicadas a la elaboración de carne conservada. Exceptuando los saladeros que producían el tradicional tasajo y la fábrica Liebig’s de Fray Bentos, Hutchinson sólo da cuenta de dos experiencias británicas de relativa magnitud, ambas situadas en la costa oriental del río Uruguay: una al norte del departamento de Paysandú en el saladero de los hermanos Daniel y Richard Williams, y otra en la cercanía de Nueva Palmira -confluencia de los ríos Paraná y Uruguay, quilómetro cero del Río de la Plata- en el establecimiento propiedad de la Prange Estancia Company Limited. 
En 1865 en el saladero de los Williams se realizaron pruebas con el sistema de embalsamamiento ideado por John Morgan, profesor de anatomía del Royal College of Surgeons de Dublín (Irlanda del Sur), también denominado de “infiltración forzada”. Ese año los hermanos Willams exportaron 227 toneladas de carne procesada por ese método al puerto inglés de Liverpool. Sin embargo, el procedimiento presentaba un sinfín de inconvenientes técnicos y el producto era de una calidad tan inferior, que en marzo de 1867 cuando el cónsul Hutchinson en persona visitó el establecimiento, ya había dejado de elaborarse.
Realizada por la misma época que la anterior pero a partir de la fórmula de conservación creada por Henry Medlock y William Bailey, consistente en tratar la carne del vacuno con una sustancia en base a bisulfato de óxido de calcio, la experiencia en la estancia de Prange tampoco obtuvo mayor éxito. La producción se abandonó casi de inmediato, sin haberse logrado en ningún momento volúmenes significativos de fabricación.(3) Otros emprendimientos británicos a los que Hutchinson no hace referencia por ser posteriores a la publicación de su libro fueron Mbopicuá y Colón. 
Mbopicuá estaba situado cerca de donde hoy se yergue la cabecera uruguaya del puente internacional General San Martín, que une las localidades de Gualeguaychú y Fray Bentos. Girando bajo la denominación The River Plate Presure Meat Preserving Company Limited, la firma se constituyó en 1870. Ese mismo año adquirió la estancia Los Bopicuaces (o Mbopicuá), de una extensión de 3.400 hectáreas, pero recién dio inicio a las faenas en enero de 1875 al culminarse las obras edilicias y el montaje de la planta industrial. Con una importante inversión valorada en 100.000 libras esterlinas, la fábrica podía procesar 400 vacunos diarios e incluía, entre otras cosas, fuerza motriz de 180 caballos, usina a gas y 8 prensas para carne de 12 toneladas cada una con sus respectivas calderas.
The River Plate Presure Meat Preserving Company Limited utilizaba para conservar la carne el sistema de vacío ideado por Richard Jones. 
La empresa estuvo envuelta en dificultades de todo tipo desde el inicio mismo de las actividades, que la presencia muy próxima de Liebig’s Extract of Meat Company Limited -ya convertida en un gigante monopólico- agudizó aún más de manera intencional y deliberada. Ante el atraso en el pago de sueldos, jornales y proveedores, en julio de 1878 una resolución del Juzgado de Fray Bentos declara la quiebra de The River Plate Presure Meat Preserving Company Limited. Después de una serie de infructuosos intentos de salvataje, a principios de la década de 1880 los activos fueron adquiridos por la Liebig’s, que habiendo alcanzado el objetivo de hacer desaparecer ese atisbo de competencia, desmontó las instalaciones industriales y sólo utilizó los galpones a modo de depósito.   
Por su parte el establecimiento de Colón, emplazado en la margen occidental del río Uruguay unos pocos quilómetros al norte de la homónima localidad de la provincia de Entre Ríos, comenzó a producir carne conservada en 1878. A partir de un saladero fundado por Apolinario Benítez a comienzos de la década de 1860, Juan O’ Connor y Tomás Davinson -de ascendencia irlandesa el primero e inglesa el segundo, aunque probablemente ambos nacidos en Montevideo- desarrollaron The Meat Preserving Company Limited, también conocida como Sociedad Argentina de Carnes Conservadas, con un relativamente exiguo capital declarado de 14.000 libras esterlinas. En 1903 la empresa será absorbida por Liebig’s Extract of Meat Company Limited para construir allí la denominada Fábrica Colón, que en pocos años desplazará en importancia a su similar de Fray Bentos.


LA FRIGORIFICACIÓN

El otro tipo de método de conservación de la carne tuvo un desarrollo acelerado desde la segunda mitad de la década de 1870. En 1876 una empresa gala dispuesta a explotar comercialmente el invento del ingeniero francés Charles Tellier (1828-1913), consistente en conservar las carnes frescas dentro de cámaras mantenidas a 0 grado C por una corriente de aire seco enfriado, envió en viaje experimental al Río de la Plata el barco Le Frigorifique, equipado con ese sistema. Con medias reses vacunas en su bodega, la nave zarpó del puerto normando de Rouen el 20 de setiembre de 1876 arribando, tras un viaje algo accidentado, a Montevideo el 23 de diciembre y a Buenos Aires dos días más tarde. 
Si bien su viaje a las capitales del Plata y el de retorno a Francia con carne argentina no fueron del todo satisfactorios, indubitablemente el acontecimiento marcó el comienzo de una nueva era en el comercio de carnes entre la Argentina y los mercados de ultramar, entonces limitado al tasajo, el extracto o el ganado en pie.
Menos de un año más tarde otro vapor, Le Paraguay, equipado con un sistema de refrigeración reformado (el método Carré-Julien de congelamiento a -30 grados C) descargó en Buenos Aires carne procedente del puerto de Marsella (Francia), y a diferencia del primer ensayo, ésta ahora llegó en óptimas condiciones.(4)
Alentados por la buena experiencia los empresarios franceses constituyeron L’Alimentation, una sociedad anónima que preveía construir una serie de vapores frigoríficos para dedicarlos al transporte de carne entre el Río de la Plata y Francia. No obstante, por falta de apoyo inversor en el país de origen el proyecto naufragó. 
Retomada la idea por capitalistas británicos, éstos arman el vapor Strathleven, que en febrero de 1880 descarga en Londres las primeras 40 toneladas de carne ovina congelada provenientes de Australia, quedando así oficialmente establecido el comercio entre la metrópoli y sus dominios de Oceanía. 
Esta nueva modalidad de conservación de la carne que abría perspectivas de mercado inimaginables hasta entonces, impactó fuertemente en autoridades y sectores allegados a la producción ganadera de ambas márgenes del Río de la Plata.
El gobierno uruguayo y la Asociación Rural del Uruguay (ARU) enviaron a Buenos Aires una delegación para constatar las bondades del novísimo sistema instalado en Le Paraguay. En el informe que elaboraron para las autoridades orientales, los delegados Guillermo White y Pedro Arata señalaban que luego de examinar la carne que se encontraba en los depósitos del barco “y de aquella que ya había sido sacada el día anterior para que nosotros pudiéramos inspeccionarla, se nos sirvió un almuerzo durante el cual pudimos saborear las carnes conservadas por el sistema de ‘El Paraguay’ y que habían sido preparadas de diferentes maneras”.(5) Tras enumerar los distintos platos degustados, los uruguayos concluían que (las carnes) “no presentaban ni al gusto ni a la masticación, ninguna diferencia con la carne fresca”.(6) Y por las dudas agregaban: “Esta experiencia fue repetida al día siguiente con la misma carne y siempre con idéntico resultado”.(7) 
Habituados a coexistir con la “viveza criolla”, los delegados orientales desconfiaron de la rectitud de los franceses justificando así la curiosa reincidencia: “Hacemos observar que quisimos realizar esta segunda prueba para convencernos que no nos habían engañado en la primera”.(8)       
Por su parte la Sociedad Rural Argentina (SRA) también produjo un extenso y detallado informe. Firmado por Alfredo Birabén y Federico Terrero, sus conclusiones expresaban: 
1) Que el aspecto de la carne congelada de “El Paraguay” es como petrificada mientras que la de “Le Frigorifique” tenía aspecto más bien de momificada, algún poco desecada y con un barniz exterior producido por la aplicación constante y directa de un aire frío y seco.
 2) Que la vista de la carne de “El Paraguay’, una vez descongelada es absolutamente semejante a la de la carne procedente de un animal recién muerto (salvo el caso de un minucioso examen hecho con instrumento de aumento) y que cualquier consumidor la confundiría con la carne fresca. 
3) Que su gusto no difiere en nada del gusto natural y que mismo un consumidor desprevenido sería incapaz de diferenciarla, salvo en el sabor especial, diferente de la carne europea, provocado por la clase de alimentación de los animales y por la edad en que ellos son muertos.
4) Que la facilidad con la cual una vez congelado, se le puede embarcar en una bodega apropiada, es bien superior al medio incómodo de suspenderla sobre soportes o ganchos, dejándola forzosamente -mientras dura esta última operación relativamente larga como sucede en el sistema Tellier- el pasaje a una temperatura peligrosa en verano, única estación donde hasta aquí la muerte de los animales bovinos gordos, es práctica. 
5) Que esta forma de acarreo, debe disminuir, a lo menos, de un tercio el local ocupado por el cargamento; disminuyendo, por consecuencia el flete y el local frío necesario a una misma cantidad de carne, lo que se traduce por un abaratamiento en los gastos de transporte. 
6) Que los gastos de producción de frío parecen ser tan reducidos sino más, por el empleo del amoníaco que por el éter metílico, el primero teniendo todavía esta ventaja que no ofrece peligro en su manipulación. 
7) Que la carne antes de descongelarse tarda un tiempo suficiente para ser transportada en vagones isotérmicos, como muchos de los que existen en Europa para el envío de productos alimenticios, lo cual permite llevar a los mercados de mayor consumo por muy alejados que estén de los puertos. 
8) Que, por consecuencia, parece fuera de duda que ha llegado el momento de ocuparse activamente y prácticamente de preparar materia alimenticia a entera satisfacción de los consumidores europeos, en la certeza que ella vendrá a un precio suficientemente remunerador para cubrir anchamente los gastos de producción en nuestro país y favorecer eficazmente el gran desarrollo de su riqueza.(9)   
Como se desprende de la trascripción, los delegados de la aristocrática, poderosa e influyente Sociedad Rural Argentina (SRA) arribaban a claras y contundentes conclusiones, coincidentes por otra parte con la de sus pares de la otra ribera del Plata. Pero el carácter premonitorio del último numeral al señalar el derrotero que debería adoptar la Argentina ante la oportunidad que se presentaba, merece que nos detengamos un instante. Agudos, lúcidos y con gran visión de futuro, Biraben y Terrero no solamente aciertan en el diagnóstico de la nueva realidad sino que de inmediato avizoran las extraordinarias posibilidades que el comercio de carne congelada con los mercados de ultramar le abrían al país, y en particular a los sectores involucrados en la producción ganadera. 
Al amparo de este nuevo escenario los establecimientos dedicados a la industrialización de carne evolucionarán del rústico saladero fabricante de tasajo al sofisticado frigorífico elaborador de carne congelada, pasando por los complejos fabriles productores de extracto o carne conservada.
En la década de 1880 las transformaciones se habrán de plasmar.


PRECEDENTES FUNDACIONALES DE LA PRIMERA PLANTA DE EXTRACTO DE CARNE EN ARGENTINA

Al amparo de los cada vez más abultados déficit de suministro de carne que desde la segunda mitad del siglo XIX evidenciaba el mercado británico, los nacientes métodos de transformación y preservación saltaron precipitadamente del ámbito experimental del laboratorio a la fase de producción industrial. 
En este contexto, a comienzos de la década de 1860 empiezan a radicarse en el Río de la Plata emprendimientos industriales de capital extranjero dedicados a la elaboración de productos cárnicos en base a las nuevas tecnologías disponibles. Sin embargo, en un hecho curioso que creemos merecería ser estudiado con mayor detenimiento, en la etapa inicial casi todos se instalan en suelo oriental.   
El primero de importancia de la Argentina fue establecido recién en 1880. Propiedad de la Compagnie des Produits Kemmerich, Sociedad Anónima de Amberes,  se asentó en Santa Elena, pequeña localidad del departamento La Paz (provincia de Entre Ríos), en la margen izquierda del río Paraná. Pero para indagar los orígenes de esta empresa debemos retrotraernos más de dos décadas en el tiempo y remitirnos a ciertos hallazgos del científico alemán Justus Von Liebig (1803-1873) y a la fábrica que se instaló en la costa oriental del río Uruguay para producir extracto de carne de acuerdo al proceso por él ideado.


JUSTUS VON LIEBIG Y GEORGE CHRISTIAN GIEBERT

Hacia 1855 en su laboratorio de Giessen -ciudad alemana cercana a Frankfurt-, Von Liebig había obtenido un concentrado proteico especialmente apto para el consumo humano tras someter carne vacuna a una serie de complejos procesos de cocimiento, filtrado y evaporación. Empleado en el tratamiento de personas débiles o en recuperación, el producto se comercializaba con éxito en la Farmacia Real de Munich, si bien a causa de su elevado precio el consumo queda circunscrito a un muy pequeño y selecto grupo de personas. El desmedido importe del “extractum carnis” no era atribuible al eventual costo industrial de fabricación sino al significativo valor que ya por entonces tenía el ganado vacuno del viejo continente. Esta situación que inviabilizaba cualquier tentativa de producción masiva en Europa había desalentado los proyecto trazados por Von Liebig y sus colaboradores en ese sentido.(10)
En aquel momento aparece en la escena sudamericana George Christian Giebert. ¿Quién es este personaje que habrá de tener tan destacada actuación en el proceso constitutivo de la moderna industria cárnica del Río de la Plata?
Alemán de nacimiento e ingeniero ferroviario de profesión, terminando la década de 1850 lo encontramos en Brasil, presumiblemente contratado por alguna empresa británica para estudiar el tendido de una línea de ferrocarril. Poco tiempo después -fines de 1860 o principios de 1861- está en Montevideo, ya enterado del descubrimiento de su coterráneo Von Liebig. En la capital uruguaya toma contacto con Augusto Hoffman, alemán oriundo de Hamburgo al igual que él, a quien interesa en su propósito de producir en estos lares extracto de carne a partir del procedimiento desarrollado por Von Liebig. 
Desde Montevideo Giebert le escribe al químico alemán planteándole la idea. Al no recibir ningún tipo de respuesta, quizás por desánimo de Von Liebig ante otra propuesta que juzgaba destinada al fracaso, decide viajar a Giessen para insistir en persona. La gestión rinde fruto positivo: meses más tarde Giebert retorna al Uruguay con la autorización y el asesoramiento técnico necesario para realizar pruebas experimentales en “algún sitio” del Río de la Plata.  
En principio los ensayos se iban a realizar en un saladero ubicado en Paso Molino, alrededores de Montevideo, pero a instancias de Augusto Hoffman se hacen en el establecimiento que Richard Hughes tenía pocos quilómetros al sur de Fray Bentos (entonces denominada Villa Independencia).   
Aunque las pruebas resultaron exitosas desde todo punto de vista, ratificando así la viabilidad fáctica del emprendimiento, Giebert no era un hombre de fortuna y por tanto carecía de suficiente patrimonio como para montar una planta industrial con las exigencias técnicas requeridas para producir extracto en cantidad con calidad. 
Ante esa circunstancia en 1863 regresa a Europa en busca de inversionistas. En Amberes (Bélgica), y con el apoyo de un grupo de comerciantes de esa plaza encabezados por Corneille David y los hermanos Otto y George Gunther, se formaliza la Société de Fray Bentos, Giebert et Cie.
Vuelto Giebert a Fray Bentos, la nueva sociedad adquiere a Hughes -en 25.000 libras esterlinas- el saladero en el cual se habían realizado las pruebas experimentales y aproximadamente 2.500 hectáreas de tierras contiguas que formaban la estancia La Pileta.
Acondicionando con ingenio a los inéditos requerimientos productivos las precarias instalaciones industriales, tan sólo un año más tarde éstas resultaban insuficientes ante una ávida demanda europea que parecía no tener fin.


CONSTITUCIÓN DE LIEBIG’S EXTRACT OF MEAT COMPANY LIMITED            

Frente a la nueva contingencia, en 1865 Giebert decide regresar a Europa. Pero el suceso de venta del extracto de carne lo hace ser más ambicioso; su plan ahora es conformar un grupo inversionista sólido y poderoso capaz de construir un gran establecimiento fabril apto para satisfacer la totalidad de la demanda generada. A través de los importantes contactos que sus socios de Amberes tenían en Inglaterra, consigue interesar inversores de la city de Londres. Allí, en diciembre de 1865, con un capital accionario integrado de 500.000 libras esterlinas, excepcional en la época para el Río de la Plata, se constituye la sociedad Liebig’s Extract of Meat Company Limited, “la primera experiencia del gran capitalismo mundial”(11), que absorbe los activos de Giebert et Cie. 
A principios de 1866 mientras el propio Giebert dirige en la metalúrgica Milwall & Co. de Glasgow (Escocia) la construcción del nuevo equipamiento industrial a instalarse, en Fray Bentos se levantan los galpones y demás edificaciones que habrán de darle cabida.     
Luego de un período de prueba y adaptación, en 1870 con la faena de más de 100.000 reses vacunas la fábrica estará en pleno funcionamiento. También por esa época comenzarán los primeros roces y desavenencias entre George Christian Giebert, nombrado gerente general de operaciones de la empresa en el Río de la Plata, y el directorio radicado en Londres.


LIEBIG’S Y GIEBERT: DIVERGENCIA Y CRISIS     

Todas las referencias que poseemos de Giebert nos muestran un individuo entusiasta, siempre dispuesto a encarar metas desafiantes, dotado de un ambicioso y arriesgado espíritu empresarial que lo llevaba a concebir permanentes planes de expansión de las actividades. 
Percibiendo el volumen y desarrollo que adquirían los negocios, la magnitud de las zafras en constante crecimiento y la solidez que año tras año alcanzaba la empresa, Giebert creyó que había llegado la hora de concretar sus propósitos. Para ello tenía un par de ideas muy concretas: 
1) Expandir la esfera de acción de Liebig’s a la Argentina, Brasil y Paraguay instalando en esos países plantas industriales.
2) Integrar verticalmente las actividades a partir de la adquisición de estancias.  

Siendo imposible concretar ambos proyectos a la vez por cuestiones logísticas y financieras, a principios de 1870 Giebert se decide a impulsar en primer término el segundo ítem. Conforme a su visión, las estancias de la empresa sistematizarían la productividad industrial y posibilitarían optimizar la capacidad de faena diaria, dado que al tener ganado propio en campos cercanos la operativa fabril no quedaría supeditada al arribo de tropas provenientes de lugares apartados o de difícil acceso. Convencido de las bondades de la idea emprendió una agresiva política de compra y arrendamiento de campos, la mayoría relativamente próximos a la planta industrial de Fray Bentos, los que pobló con ganado.
Más cauteloso en el encare de los negocios y acaso temiendo verse en aprietos financieros que impidieran otorgar buenos dividendos en efectivo a los accionistas europeos, el directorio de Londres conminó a Giebert a modificar el accionar al respecto. Pero en 1872, tras advertir que no había signos de rectificación, “el directorio radicado en Inglaterra prohibió a Giebert la compra de más campos, y éste debió retroceder en sus propósitos de seguir adquiriendo estancias”.(12) La fuente, inobjetable por tratarse de una publicación oficial de la empresa, corrobora hasta qué punto se había deteriorado la relación entre Londres (el English Board) y el gerente general en el Río de la Plata.
De todas maneras la crisis por el momento no haría eclosión; una serie de acontecimientos fortuitos -e infortunados en verdad- la postergaron. En abril de 1873 en Munich (Alemania) muere Justus Von Liebig y en marzo del año posterior lo mismo ocurre en Fray Bentos (Uruguay) con George Christian Giebert.
El fallecimiento de Giebert colocó en una comprometida relación contractual a los familiares directos que se desempeñaban en Liebig’s Extract of Meat Company Limited: el hijo, ingeniero Walther Giebert , y el yerno, doctor Eduardo Kemmerich, cónyuge de Helena, la hija primogénita.    
Nacido en Alemania, el doctor Eduardo Kemmerich había llegado a la fábrica de Fray Bentos en 1870 contratado por Liebig’s para ocupar el cargo de médico de la empresa. Científico de relativa notoriedad en la época, profesor de Terapéutica en la Facultad de Medicina de Montevideo, cofundador de su biblioteca y rector en el período 1878-1879 de esa alta casa de estudio(13), al poco tiempo de haber arribado a Fray Bentos comenzó a ocuparse de los aspectos técnicos de la producción de extracto de carne, probablemente a sugerencia de su suegro ante la carencia de formación académica de éste en temas vinculados a la naciente ciencia de la alimentación.  
Tras la muerte de Giebert en 1874, Kemmerich es designado por el directorio de Londres como gerente de la planta de Fray Bentos. Es factible que el nombramiento procurara apaciguar las discrepancias de política empresarial mantenidas hasta entonces entre la dirección radicada en Inglaterra y la gerencia en Sudamérica. Ignoramos las razones por las cuales éstas no se recompusieron, pero eso en efecto fue lo que aconteció. 
En 1876 Kemmerich es desplazado del cargo y en su lugar nombrado Charles H. Croker, un inglés de pura cepa. Más tarde, entre 1877 y 1878, se produce la definitiva y total desvinculación de los herederos de George Christian Giebert de la empresa Liebig’s.     
Con algo de capital propio fruto de la venta de las acciones de Liebig’s que les correspondió por sucesión, pero muchísimo más importante, con el genuino y probado “know-how” de la elaboración del requerido extracto de carne en sus maletas, en 1879 Eduardo Kemmerich y su cuñado Walther Giebert resuelven montar en la Argentina una fábrica análoga a la de Fray Bentos.


REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA:

(1) Perren, Richard. The meat trade in Britain, 1806-1914. Londres, Routledge & Kegan, 1978.

(2) Giberti, Horacio. Historia económica de la ganadería argentina. Buenos Aires, Solar/Hachette, 1954.

(3) Hutchinson, Thomas J. The Paraná; with Incidents of the Paraguayan War, and South American Recollections, from 1861 to 1868. Edward Stanford, Londres, 1868.

(4) Hanson, Simon G. Argentine meat and the British market. California, University of Stanford Press, 1938.

(5) Seoane, Pedro. La industria de las carnes en el Uruguay. Montevideo, Progreso, 1928.

(6) Ibídem.

(7) Ibídem.

(8) Ibídem.

(9) Ibídem.

(10) Bell, Stephen. Social networks and innovation in the South American industry during the pre-refrigeration era: southern Brazil and Uruguay in comparison. Los Ángeles, UCLA (Department of Geography), 2000.

(11) Barrán, José Pedro y Nahum, Benjamín. Historia Rural del Uruguay Moderno (tomo 3). Montevideo, EBO, 1973.  

(12) Scarborough, Christopher. About Oxo in its Golden Jubilee. Londres, Spector Publications, 1965. 

(13) Anales de la Universidad. Año I Tomo I. Montevideo, Universidad de la República, 1891. También en el sitio web de la Facultad de Medicina del Uruguay (www.fmed.edu.uy/reseña institucional).


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Rodrigo Morales Bartaburu
Queda autorizada la reproducción total o parcial de este trabajo citando la fuente.

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viernes, 15 de abril de 2011

Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual: El crítico estado de los medios

Por Rosina Erramuspe

Un Comité Técnico Consultivo impulsado por el Ministerio de Industria, Energía y Minería, a través de la Dirección Nacional de Telecomunicaciones (DINATEL), comenzó a trabajar en agosto de 2010, durante cuatro meses, para discutir una nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en Uruguay. Las declaraciones del Presidente de la República José Mujica a un medio argentino, un día antes de la última reunión, causaron sensaciones de “sorpresa” y “desconcierto” en sus integrantes, ya preparados para elaborar el informe final con las conclusiones del proceso.

“La convergencia tecnológica ha puesto sobre la mesa la necesidad de revisar el marco regulatorio asociado, debido al relativo atraso y las carencias de nuestra actual legislación para responder y anticiparse a los rápidos y a veces dramáticos cambios que genera”.(1)

Antes de los años ochenta, las imágenes que consumimos los uruguayos pertenecían a una amplia gama acromática -desde el blanco más limpio al negro más invisible-. Y no pedíamos más. Las radios AM y FM en su amplia mayoría ofrecían contenidos nacionales y locales. En los noventa aparece la televisión por cable, primero en el interior del país, luego en la capital. De dos, tres, cuatro canales en blanco y negro pasamos a un sinfín de canales a puro color, con todo tipo de contenidos, nacionales e internacionales. No mucho tiempo después aparece la Internet, los celulares… los celulares con Internet. Ahora podemos ver y escuchar radio y televisión, por celular y por Internet, mientras chateamos con un amigo en Noruega, recibimos una foto de una prima que está de vacaciones en Polinesia y estamos al tanto del minuto a minuto de la vida de quien queramos vía Facebook o Twitter. En cuatro años la televisión analógica quedará obsoleta dejándole vía libre a la televisión digital, veremos todo en alta definición, y quién sabe qué seguirá en la próxima década.
Con el advenimiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, se desencadenó una gran preocupación en Uruguay -y en otros países de Europa y América- por la imposibilidad de regular servicios de comunicación actualizados con leyes desactualizadas. De este modo los gobiernos se han visto obligados a rever su situación con el fin de lograr de forma rápida y eficaz una respuesta a estos cambios. “Hay dos tipos de elementos en juego que llevan a pensar en la necesidad de una reforma de la legislación en nuestro país. Uno, que es una legislación que ya era inadecuada hace tiempo, y el tiempo la ha hecho aún más inadecuada. Estamos en una época de fuerte convergencia tecnológica donde hay una serie de nuevos medios que no fueron pensados en la legislación que está vigente y que fueron incorporados de modos muy sui generis sin pensarlos integralmente”, explica Gabriel Kaplún, presidente del Comité Técnico Consultivo (CTC) para la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) y Director de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación (LICCOM) de la Universidad de la República.
El Informe-Síntesis del CTC, antes de marcar lineamientos y objetivos principales, define Servicios de Comunicación Audiovisual como “un servicio cuya principal finalidad es proporcionar programas con objeto de informar, entretener o educar, a través de redes de comunicaciones electrónicas, de televisión o radiodifusión sonora por medio de una oferta estable y permanente de contenidos, sobre la base de un horario de programación”. Gabriel Kaplún traduce la definición “a la radio y la televisión tal cual las conocemos, abiertas. También comprende a la televisión para abonados, sea por cable físico, sea por aire, es decir, todos los sistemas de televisión de pago; y ya se adelanta a un fenómeno que existirá en breve y otro que ya existe -aunque tiene un desarrollo todavía más embrionario- que es la televisión digital por un lado, y por otro lado la televisión por internet, IPTV y todos los sistemas similares (radio por internet y demás)”.
En ese entonces, esta definición fue de común acuerdo de la gran mayoría de los integrantes del Comité, compuesto por personas que, si bien su participación fue a título personal, cumplen roles dentro de organizaciones profesionales, empresariales, académicas y de la sociedad civil. Entre otros participaron la Asociación Nacional de Broadcasters Uruguayos (ANDEBU), la Asociación de Radios del Interior (RAMI), la Cámara Uruguaya de Televisión para Abonados (CUTA), la Cámara Audiovisual del Uruguay (CAU), la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU), la Coalición por una Comunicación Democrática, la Agencia Voz y Vos y la Dirección Nacional de Telecomunicaciones (DINATEL) del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM).
Este último fue el organismo estatal que dio origen al Comité, cuyo trabajo de discusión está precedido por un documento base, elaborado y presentado por el Director de la DINATEL, Gustavo Gómez, quien asumió el cargo en el período actual de gobierno del Frente Amplio (FA). Y “con él al frente”, indica Gabriel Kaplún, “la Dirección toma iniciativas como no las tomó en el período anterior. Una parte de ese tiempo porque ni siquiera tuvo nadie a su frente, no existió como tal esa Dirección, y cuando finalmente lo tuvo, tuvo una fuerza prácticamente débil en cuanto a recursos y demás”. Hasta el año 2005 la Dirección de Comunicaciones estuvo en el Ministerio de Defensa durante más de veinte años, “desde la época de la Dictadura”. El entonces Presidente de la República Tabaré Vázquez ubica la Dirección en el Ministerio de Industria, pero en 2005 y en 2008 prácticamente no funcionó. Recién a fin del 2008 comenzó a funcionar con muy poquitos recursos, y recién en el 2010 comenzó a funcionar, en el segundo gobierno del FA que le da un poco más de recursos y un impulso más fuerte”.
Gustavo Gómez viene de la sociedad civil, fue activista de radios comunitarias antes de asumir su cargo en el Gobierno, y “eso incide mucho en la visión que tengo de cómo construir una ley tan importante para el país, y no sólo importante para los operadores sino también para la gente”. Y aclara que “de alguna manera la construcción de la ley a partir de ese Comité y a partir de hacer un documento, y no presentar un proyecto de ley definido previamente, tiene que ver con esa impronta personal”. Gabriel Kaplún coincide al describirlo como “una persona que tiene una trayectoria importante en esta área y, hay que decirlo, una energía importante para tomar iniciativas”.


Formas y no contenidos

Fueron quince las reuniones donde el Comité debatió sobre los contenidos del documento base, Cómo garantizar la diversidad y el pluralismo en los medios: aportes para la revisión y reforma de la Ley de Radiodifusión en Uruguay, del Director de la DINATEL Gustavo Gómez. El 6 de diciembre hubo una reunión especial para acordar la elaboración del Informe-Síntesis que sería presentado públicamente el 10. Un día antes de la última reunión, el Presidente José Mujica declaró ante el diario La Nación de Argentina que lo tenían “podrido” con las preguntas acerca de una “ley de medios”, que no le había llegado ninguna propuesta y que “el día que le llegue ya ha dicho que va a tirarla a la papelera”.
Estas declaraciones fueron “una sorpresa” para el CTC, declara su presidente Gabriel Kaplún. “Para nosotros fue difícil de entender. Mi hipótesis es que existió un desconocimiento por parte de la Presidencia del proceso que se había estado llevando y de sus características. Es un poco sorprendente que eso pase, el Presidente no debería estar desinformado sobre algo que había sido iniciativa de uno de sus ministerios y de sus Ministros. De hecho el Ministro nos dijo que él continuaba con la iniciativa muy poquitos días después de ese episodio, más allá de que también nos dijo que la última palabra la tendría el Presidente, como capitán de un equipo”. Posteriormente a este episodio, consultada la Senadora y Primera Dama Lucía Topolansky acerca del tema, declaró que el Presidente, entre tantas preguntas, lo asoció con el panorama argentino, y por eso dijo lo que dijo. “Las declaraciones del Vicepresidente de la República y las declaraciones de la Senadora Lucía Topolansky, que es además la mujer del Presidente, fueron muy claras en dejar entender que no iba a haber ninguna papelera para un proyecto de este tipo al menos, y que si las preocupaciones tenían que ver con la regulación de contenidos, no es ese el eje central, que sí era un eje central de la ley de cuotas”, aclara Kaplún.
La denominada “ley de cuotas”, fue un proyecto iniciado por la Dirección Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), en el período de gobierno de Tabaré Vázquez, “que básicamente se centra en, dejando las condiciones de uso del espectro radioeléctrico tal cual están, exigir cierta producción a cierto nivel, o ciertos contenidos de producción nacional, y a esa exigencia darle facilidades o condiciones para que se pueda desarrollar”, explica Pablo Álvarez, actual Director General de Secretaría del MEC. Se denomina ley de cuotas, porque se basa en el mecanismo de fijación de cuotas de pantalla, es decir, la obligación de exhibir cierto contenido, o porcentaje de contenidos, en ciertos medios de comunicación audiovisual.
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual de la vecina República Argentina, sancionada y promulgada el 10 de octubre de 2009, sí ha resuelto la regulación de contenidos mediante la adjudicación de cuotas de pantalla. “Los servicios de televisión abierta deberán emitir un mínimo del 60% de producción nacional; con un mínimo del 30% de producción propia que incluya informativos locales. Los servicios de televisión por cable no satelital deberán incluir como mínimo una señal de producción local propia. También deberán incluir en su grilla de señales originadas en países del MERCOSUR y en países latinoamericanos. Las radios privadas deberán emitir un mínimo de 50% de producción propia, que incluya noticieros o informativos locales. El 30% de la música emitida deberá ser de origen nacional. (…) Se establece, por primera vez, la fijación de una cuota de pantalla. Los canales de televisión abierta y de cable deberán exhibir de forma obligatoria y en estreno televisivo ocho películas nacionales por año”, indica un informe del Portal Público de Noticias.(2)
Pero este no es el caso de este lado del río. Ya desde el documento base aportado por el Director de la DINATEL podemos encontrar esta aclaración. “(…) lo primero que hay que afirmar, brevemente pero con contundencia, es lo que una nueva ley de servicios de comunicación audiovisual no debe regular en materia de contenidos: no debe hacer control de ningún tipo que suponga una intromisión en la línea editorial de los programas informativos de los servicios regulados, no debe regular contenidos en el sentido de colocar exigencias y condicionamientos previos sobre la veracidad o no veracidad de la información y las opiniones (…) todos aspectos que podrían convertirse en restricciones ilegítimas al ejercicio de la libertad de expresión y el derecho a la información y la comunicación”.(3)
Precisamente este es el mayor fundamento que brindan las fuentes consultadas, así como el CTC lo marca como uno de los objetivos y principios generales de la Ley de SCA. Además de la promoción y protección de la libertad de expresión, el eje transita por la promoción de la diversidad de medios (públicos, privados y comunitarios), la no discriminación y la transparencia, siguiendo los estándares propuestos por la Relatoría de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y los Indicadores de Desarrollo Mediático de la UNESCO.(4)
Respecto a esta cuestión existió otra contradicción con los comentarios del Presidente Mujica, al declarar fuentes del gobierno a La Diaria que no se va “a hacer ninguna ley que genere ninguna suspicacia de que se va a limitar la libertad de expresión”.
La CIDH declara en el artículo 13 referente a la libertad de expresión: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”.(5) Y la Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión, del mismo organismo, vuelve sobre este tema y declara: “La libertad de expresión, en todas sus formas y manifestaciones, es un derecho fundamental e inalienable, inherente a todas las personas. Es, además, un requisito indispensable para la existencia misma de una sociedad democrática”.(6)
Además de estar inspirado en los preceptos de los organismos internacionales en materia de Derechos Humanos, el CTC también se basó en los 16 Principios para una Comunicación Democrática(7), documento presentado oficialmente el 2 de diciembre de 2010 por la Coalición por una Comunicación Democrática, integrada por más de veinticinco organizaciones de la sociedad, entre ellas AMARC Uruguay, APU, la Agencia Voz y Vos por la infancia y la adolescencia, y organizaciones vinculadas a las minorías, “porque en realidad la democratización -o no- de las comunicaciones nos implica a todos, y especialmente a las minorías. Si hay algo que no hay hoy en los medios de comunicación es diversidad, y de lo que se trata es de generar condiciones para que esas minorías, niños y adolescentes, afro descendientes, minorías étnicas o culturales puedan expresarse”, indica Alejandro Albarracín, integrante de la Coalición y de la Agencia Voz y Vos, a quien también le resultó un poco chocante la actitud del Presidente con respecto a la ley de SCA, aunque le da otra lectura. “En la Coalición hubo personas y organizaciones que se calentaron mucho, y hubo personas, como yo, que hicimos una lectura de que es una tormentita y esto va a pasar, es una más de Mujica, y al mismo tiempo viendo críticamente también esas declaraciones no solo de Mujica sino también de Astori”.
Sin embargo, Alejandro Albarracín destaca que esa “tormentita” no trae buenas consecuencias, pues son el Presidente y el Vicepresidente de la República, y sus palabras precisamente no se las lleva tan fácilmente el viento. “Uno tiene que ser muy consciente desde el Gobierno, de que ese discurso construye realidad. Escuchar tanto del Presidente como del Vicepresidente 'la mejor ley es la que no existe', es terrible. Tan es así que en el documento base de Gustavo Gómez, él mismo en algún momento dice, y lo leo textualmente: 'en la reflexión actual respecto de la diversidad y el pluralismo en los medios como condición básica para una democracia sólida, existe la convicción de que sin un papel activo del Estado esos principios no podrán ser garantizados a toda la población. 'La mejor ley es la que no existe' no tiene más cabida, salvo para los zorros en el gallinero. Y esto es un documento del Gobierno”.
“El proyecto de ley no va en esa línea, no va en contra de la libertad de expresión, sino que va a favor de la libertad de expresión, de garantizarla, y no es una legislación que pretenda inmiscuirse en los contenidos periodísticos o editoriales de los medios”, indica el Director de la DINATEL Gustavo Gómez.
Por su parte Gabriel Kaplún da su impresión del caso: “Creo que ahí hubo un desconocimiento, creo que se ha jugado mucho en otros marcos legales y en otros contextos políticos, justamente de la Argentina pero también el de Ecuador y el de Bolivia, en el sentido de que las leyes de medios parecerían enfocarse hacia el control sobre los contenidos. Eso nunca estuvo en cuestión, si el Presidente no entendió, creo que le falta información”. Con respecto a la idea, que comparten quienes se han manifestado en contra de una nueva legislación, de que se estaría violando la libertad de expresión, Kaplún falla de la siguiente manera: “creo que es el leitmotiv de muchas discusiones en torno a este tema. Siempre ha sido un equilibrio difícil una regulación razonable de los medios y, a su vez, no solo no limita la libertad de expresión sino que la amplía”.
Cuando desde el diario La Nación le preguntan si no le preocupa el tema de los medios, el Presidente Mujica admitió que lo que le preocupa “es que los medios de Uruguay queden en manos de alguna multinacional de afuera”. Pablo Álvarez, desde el Ministerio de Educación y Cultura revela su percepción: “Imagino que el temor está dado por un elemento que se está dando en buena parte de América Latina, donde el control básico de los medios de comunicación está concentrado en muy poquitas manos de grandes medios o de grandes empresas multinacionales. Incluso en un mismo país puede haber diversidad de frecuencias, y las mismas pertenecen al mismo proyecto económico y, por lo tanto, evidentemente allí hay una pérdida importante de democracia, incluso desde el punto de vista más mínimo, la democracia estaría evidentemente violentada”.
En la posición de Gustavo Gómez, personal pero siempre de alguna forma enmarcada en su rol de Director, a lo que aspira “es a que haya más capacidad de ofertas para la gente, que haya más pluralismo en los medios de comunicación. Eso es un tema, particularmente en la televisión, que haya más competencia, más diversidad. Y eso no es que lo diga yo, lo ha dicho la izquierda durante muchísimos años, lo ha dicho el sector académico durante muchos años e incluso muchos actores empresariales que están vinculados al tema”.


Apagá la tele

Otro de los objetivos principales de una nueva ley de SCA es la “promoción de la responsabilidad social de los SCA, incluyendo la responsabilidad hacia las audiencias, los trabajadores, la comunidad en general y el medio ambiente. Para ello los SCA deberían contar con códigos de ética público y mecanismos de autorregulación como defensores de las audiencias o similares. En materia de responsabilidad de los SCA habrá que armonizar también esta ley con otras ya existentes referidas a protección a la infancia, derechos de las personas con discapacidad, protección del honor y la reputación, derechos del consumidor”.(8)
A este respecto hubiera sido prudente contar con el argumento de representantes de un canal privado, pero la vorágine de la nueva programación de cara al 2011 hizo imposible pactar un encuentro con Luís Castro, Gerente de Producción Nacional del Canal 10 de Montevideo.
Por su parte, el Presidente del Comité Gabriel Kaplún, considera que no se puede responder simplemente si hay o no hay responsabilidad, porque “esto es muy variado en cada medio, no creo que tengamos hoy maneras de evaluar eso con mucha precisión. Sí tenemos muchos la percepción de que no todos los medios manejan con la responsabilidad que debieran el instrumento que la sociedad les ha dado, sobre todo en el caso de los medios electromecánicos que están haciendo uso de un bien público. Y quien recibió un bien público tiene que usarlo con mucha responsabilidad”.
“Yo no los veo como un diablo”, expresa Alejandro Albarracín con respecto a los medios de comunicación nacionales. “Creo que hay ciertas debilidades, sí, creo que falta diversidad de contenidos, creo que vemos en casi todos los medios mucho de lo mismo, repetidas mil veces en formatos muy similares, la misma manera de hacer televisión, tanto como radio y prensa. Lo que falta en los medios centralmente es diversidad; diversidad de voces, diversidad de formatos, diversidad de temáticas, creo que estamos siempre hablando mucho de lo mismo, especialmente la televisión, que es terrible… Los informativos de televisión son terribles”. A su vez rescata la experiencia de Tevé Ciudad, que “en términos audiovisuales ha generado cosas nuevas”, y de TNU, que “ahora está haciendo un esfuerzo en colocar contenidos un poco diferentes”.
El Director Nacional de Derechos Humanos del MEC Javier Miranda declaró a La Diaria el 9 de diciembre que el país necesita una ley de medios que evite que “una manga de irresponsables” difundan violencia, y el Director General Pablo Álvarez concuerda con esta idea en el sentido de que “el estado de percepción social está claramente agravado por la producción de las noticias, de hechos de sangre. Me parece que el papel fundamental de la empresa de comunicación está concentrado en la producción de noticias. Y, evidentemente, allí hemos tenido un impacto importante del rol que nos juegan los medios de comunicación a la hora de establecer un estado de situación en algunas áreas de la vida social. Una de ellas, sin duda, ha sido la violencia, la seguridad, la inseguridad y la minoridad, no me cabe ninguna duda”.


Con cabeza propia

El tercer y último objetivo que plantea el Comité en su Informe-Síntesis -que posteriormente y al igual que los dos anteriores es desarrollado en su totalidad-, es promocionar, entre otras actividades, la educación de todos los ciudadanos para un consumo crítico y un uso creativo de los medios, la formación de los profesionales de los SCA con la más alta calidad técnica, comunicacional y ética, y la participación de los ciudadanos en el sistema regulatorio de los servicios a través de diversos mecanismos.
Gabriel Kaplún explica que dentro de esta línea, el capítulo que habla de medios y educación, “tiene que ver con cuestiones de educación de la ciudadanía para una mirada crítica sobre los medios de comunicación, tiene que ver con el papel educativo de los medios y tiene que ver con la formación de los profesionales de la comunicación. Esas tres cosas están contenidas en ese capítulo y da pistas e ideas de cosas para hacer en lo que se llama un Plan Nacional de Educación para la Comunicación, que se puede desarrollar, aunque no hubiera una ley”.
“Creo profundamente en eso, pero también a veces creo que cuando pensamos en ese tipo de cosas es porque somos un poco soberbios”, expresa Pablo Álvarez con respecto al concepto de “educación de la ciudadanía para una mirada crítica sobre los medios…”, y continúa: ¿“Quién soy yo para decirle a alguien que está siendo acrítico con lo que está mirando? Me parece que es importante que un Estado piense también como actividad educativa el uso de las tecnologías de la comunicación o del entretenimiento. Ahora, también me parece un poco pedante decirle a alguien: “vos estás usando mal o estás usando bien la tele”. O sea, yo no me imagino a todos los uruguayos, día a día, mirando todas las películas de Dogma 95. Todo bien, me parece que es un debate válido, lo comparto profundamente, pero no dejo de ser autocrítico conmigo mismo de si en realidad atrás de eso no tenemos un poco de soberbia a la hora también de querer decir, desde otro lugar, qué está bien consumir y qué está mal”.
Kaplún, respondiendo a la opinión del Director General del MEC comenta que el objetivo “no tiene que ver con un 'adoctrinamiento', sino al contrario, tiene que ver con el ofrecimiento de un margen de mayor libertad”, y agrega: “¿Por qué no hay que alfabetizar también en materia de medios de comunicación? ¿Sólo porque somos usuarios y ya está? Yo creo que no es tan así. La mayor parte de los usuarios solamente usamos en el sentido del consumo, pero no en el sentido de ser también emisores. Esa es una pata que creo que hay que desarrollar mucho más y no creo que nadie pueda estar en desacuerdo con eso. Y con respecto a la mirada crítica, crítica no quiere decir 'piensa lo que yo pienso' sobre los medios, sino 'piensa con cabeza propia' sobre los medios, y para eso es muy útil poder entender más cómo los mensajes de los medios son construidos. Yo creo que hay una idea, equivocada, que sí viene de ese discurso negativo sobre los medios, que pretende inútilmente decirle a la gente que mire menos televisión porque le hace perder el tiempo, la idiotiza, etcétera. Ese sí es un discurso inútil; creo que este otro no”.


Agendalo

Los medios de comunicación no han avanzado más en estas cuestiones.
Luego de los dichos del Presidente, ya aclarados, y de la afirmación de que se continúa trabajando en la elaboración del proyecto de ley en el Ministerio de Industria, el tema se ha guardado en un cajón. Las personas consultadas creen que este tema debería estar inserto en la agenda, y que debe dar lugar a un debate público, a la generación de opinión por parte de la ciudadanía, que consideran además un papel importante en esta cuestión.
Alejandro Albarracín, de la Coalición por una Comunicación Democrática me cuenta que “en el proceso de discusión del CTC, cuando hubo alguna polémica, y vos veías lo que se publicaba en la prensa o lo que salía en la radio –en algunas radios no– pero en la televisión, siempre la fuente de información era el empresario, o personas del Partido Nacional o del Partido Colorado que están en contra de esto. Y nosotros muy pocas veces fuimos consultados como fuentes”. Y considera que “los medios públicos tienen la gran responsabilidad de colocar este tema en la agenda”. También aclara que ya ha habido conversaciones con los Directores de Tevé Ciudad y de TNU, “y sin duda ellos están afín de hacerlo”. Finalmente desafía a los medios de comunicación privados, canales, radios, prensa y portales de Internet a “mostrar que son plurales, porque si en el proceso de discusión le dan la voz a quien está en contra y no la voz a quienes estamos a favor, entonces ahí es la mejor demostración de que no están actuando con buena fe”.
Respecto a establecer este tema en la agenda pública, Gabriel Kaplún aspira a que eso pase “mucho más en los meses que vengan, cuando el proyecto esté elaborado, y todo eso ojalá que vaya generando un debate que, más allá del exabrupto del Presidente, haga que conjuntos uruguayos y en particular la fuerza política que hoy está en el Gobierno tenga una discusión más a fondo sobre un tema que yo creo que conoce poco o conoce mal. Ojalá termine en una buena ley. Pero aunque no termine, que genere una discusión que hacía falta”.
Gustavo Gómez cuenta que desde el 10 de diciembre del año pasado en adelante, ha habido “mucho trabajo de elaboración interna.” Destaca el “insumo muy bueno de parte del CTC”, que si bien no es el único, es el que la DINATEL tomará en cuenta para redactar “un primer borrador de anteproyecto de ley que será presentado, luego de varias revisiones, al Presidente de la República en el segundo trimestre de este año, que es el compromiso que tomó el Ministro con el CTC el año pasado”.
“No llegamos a utilizar la televisión digital cuando ya cambiamos de norma…”, expresa Pablo Álvarez, refiriéndose a que “en algunos elementos estamos llegando tarde, en otros nos anticipamos correctamente. Con aquellos sectores que ya están fuertemente instalados en el país como son la televisión y la radio necesitamos claramente una ley. Creo que hay que empezar ya”.
Legislar o no legislar. Esa parece ser la cuestión en un país que mira al oriente de la televisión digital.


Referencias:

(1) Gómez Germano, Gustavo. Cómo garantizar la diversidad y el pluralismo en los medios: aportes para la
revisión y reforma de la Ley de Radiodifusión en Uruguay. Mayo, 2010.

(2) www.argentina.ar/_es/pais/nueva-ley-de-medios/C2396-nueva-ley-de-medios-punto-por-punto.php

(3) Gómez Germano, Gustavo. Cómo garantizar la diversidad y el pluralismo en los medios: aportes para la revisión y reforma de la Ley de Radiodifusión en Uruguay. Mayo, 2010.

(4) Tanto el Informe-Síntesis como las Actas de cada reunión se encuentran disponibles en la web de DINATEL, el blog de la Coalición por una Comunicación Democrática, y la web de AMARC, entre otros.

(5) www.cidh.org/relatoria/showarticle.asp?artID=25&lID=2

(6) www.cidh.org/relatoria/showarticle.asp?artID=26&lID=2

(7) Los 16 Principios para una Comunicación Democrática se pueden descargar del blog http://comunicaciondemocratica.blogspot.com/

(8) Informe-Síntesis del Comité Técnico Consultivo para la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Aprobado por el Comité el 6 de diciembre de 2010.


SEMINARIO TALLER DE PERIODISMO
LICCOM – UDELAR

Rosina Erramuspe Arreseigor
rea16785@gmail.com
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Queda autorizada la reproducción total o parcial de este trabajo citando la fuente.
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martes, 5 de abril de 2011

Minería a cielo abierto en Uruguay: ¿Quién es Zamin Ferrous?

por Victor L. Bacchetta
Mina a cielo abierto. Neuquén, Argentina.

Un proyecto de mina de hierro a cielo abierto a gran escala en el centro del país, de cuyos impactos no existen aún evaluaciones oficiales, está siendo negociado por el gobierno uruguayo, aparentemente, con una empresa familiar india que, en realidad, es  la fachada de un gran operador del mercado mundial de materias primas.


La empresa Aratirí, filial uruguaya de Zamin Ferrous, promete invertir 2.000 millones de dólares y crear 1.500 empleos con una mina de hierro a cielo abierto sobre unas 10.000 hectáreas en la zona de Valentines para exportar 18 millones de toneladas anuales de hierro a China pero, antes de evaluar lo que significaría para el país un proyecto de este porte, es de rigor saber quiénes son sus promotores.
Zamin Ferrous (ZF) se presenta como una firma multinacional registrada en Jersey, con oficinas en Londres, San Pablo (Brasil), Montevideo y Zug (Suiza) que opera en América del Sur. De su presidente Pramod Agarwal se mencionan sus "30 años de experiencia en el comercio internacional de materias primas" y haber sido presidente de Gerald Metals (GM), un importante grupo comercial de Estados Unidos.


La conexión euroasiática

Pero Agarwal presidió GM sólo por tres meses en 2003 y renunció por un conflicto de intereses. Para otros accionistas, esa condición era incompatible con la presidencia paralela de Texuna International, con sede en Hong Kong. Fundada por Agarwal en 1981, Texuna lidera un grupo comercial en la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que agrupa a 10 de las 15 repúblicas de la extinta Unión Soviética.
De hecho, la trayectoria empresarial de Agarwal se forjó en Texuna, que se convirtió, en poco tiempo, en una gran red de empresas operando en el comercio de materias primas entre Asia, la CEI, Europa y EE.UU. Las mayores multinacionales se han apoyado en Texuna para entrar en los mercados de las ex repúblicas soviéticas, "lucrativos, pero a menudo complicados", según las fuentes especializadas.
El directorio de Zamin se completa con el Director de Operaciones, Tony Cau (ex BHP Billiton), el Director de Finanzas, Robert Dix (ex KPMG), el Director Corporativo, Martin Kannengieser (ex Merrill Lynch y Lehman Brothers), el Gerente de Proyectos, Michael Holmes (ex SNC-Lavalin), el Director Comercial, Patrick Lynch (Texuna Tech) y el Director Nacional (country manager) Fernando Puntigliano, ingeniero uruguayo y ex-director de la Administración Nacional de Puertos en nuestro país.
"En los últimos cuatro años he creado una compañía que podrá ser un socio y proveedor respetable de la industria acerera. En Zamin Ferrous tenemos un equipo verdaderamente de clase mundial capaz de operar, desarrollar e identificar minas de hierro, manganeso y carbón a gran escala", escribió Agarwal en 2009. Su objetivo claro es América del Sur pero, por alguna razón, usa una fachada. Por ejemplo, insisten con que Zamin es una empresa de capitales indios(1), aunque hoy en día la nacionalidad del presidente no indica nada sobre el origen del capital de una sociedad de inversores registrada en Inglaterra y, mucho menos, conociendo la trayectoria de su fundador. Y agregan que es una empresa familiar, que quiere asociarse con los uruguayos y que va a explotar la mina de Valentines.


¿Una empresa familiar?

Con estos antecedentes, decidimos consultar a la empresa y nos atendió la licenciada uruguaya Helga Chulepín, gerente del área de Salud, Seguridad, Medio Ambiente y Comunidad de Aratirí, la firma que representa a Zamin en nuestro país. Chulepín reiteró que Zamin "pertenece a una familia india que, en este aspecto de la minería, está empezando. Tiene varios proyectos a nivel latinoamericano, pero todos a nivel de prospección y exploración. Sin embargo, tiene intenciones de seguir en el proyecto Aratirí en toda la cadena. Esta familia es nueva en esta parte del proyecto, pero no en la minería, porque se dedicaba antes al comercio de minerales". Para la ejecutiva de Aratirí, es ventajoso que Zamin sea una empresa familiar porque: "mucha gente, principalmente en el gobierno, ha valorado el tamaño y el hecho de que sea una empresa familiar, porque no son las grandes corporaciones, Rio Tinto, etc." Y agregó: "Para el gobierno uruguayo, lo acerca más a poder manejar esto".
Si es así sería preocupante, porque la historia de que Zamin es una empresa familiar de la India no parece real, ni tiene alguna relevancia para evaluar un proyecto como el anunciado, que está jugando con las reglas del mercado financiero internacional. Si por este lado no significa beneficios, por otro lado, el estar tratando con alguien de poca experiencia en esta actividad industrial resultaría además peligroso.


Condiciones operativas

- ¿Cuáles son los antecedentes de la empresa para hacerse cargo de una operación extractiva de esta envergadura?
- En general, no es el inversor exactamente el que debe tener los antecedentes, sí las empresas que se contratan para desarrollar los proyectos. En este momento, estamos desarrollando el proyecto de factibilidad y ya tenemos empresas muy reconocidas a nivel internacional que están ayudando en ese desarrollo, en esa planificación de cómo se haría, grandes empresas que tienen mucha experiencia. El mercado ha estado cambiando en los últimos años a nivel internacional en función de distintas oportunidades que se están abriendo. En el caso del hierro se están abriendo algunas ventanas, así como contactos que se tienen, por lo que cabría la posibilidad de que el hierro de Uruguay estuviera en el mercado en 2013.
- ¿Ustedes se proponen hacer un 'ensemble' de empresas?
- No, es una sola empresa que subcontratará a otras... Se tercerizan tareas, pero una empresa lidera.

Cuando dudamos de la viabilidad de este procedimiento, Chulepín puso como ejemplo la tercerización de tareas aplicada en la forestación, pero es muy diferente el proceso operacional en uno y otro caso. Las forestadoras contratan tareas breves y separadas entre sí, tales como siembra de plantines, aplicación de hormiguicida, las podas, la tala y el transporte final, mientras que una mina de gran porte trabaja continuamente las 24 horas y por un período prolongado, con una gran diversidad y complejidad de tareas simultáneas. En este caso, la organización y el gerenciamiento son mucho más complejos, la coherencia y coordinación de los procesos es crucial.
Una empresa de extracción de minerales en gran escala debe invertir capital en sus actividades - investigación y desarrollo tecnológico, laboratorios químicos y físicos, medios de transporte e instalaciones industriales, tierras, yacimientos, etc. -, pero 'una empresa familiar' no puede pasar, de un año para otro, a comandar una explotación minera de gran porte y 20 años de duración en base a subcontrataciones.


Responsabilidad empresarial

La importancia de saber cuál es la empresa responsable de una explotación mineral se puede mostrar fácilmente con dos ejemplos recientes muy conocidos.
Uno es el accidente en el Golfo de México en que BHP Billiton, al ser una empresa de gran experiencia e interesada en proseguir su actividad, pudo detener la filtración del petróleo submarino y hacerse cargo del altísimo costo tanto de la reparación del pozo como de las demandas por daños y perjuicios, aunque le será imposible reparar el daño causado. El caso opuesto es el derrumbe ocurrido en la mina San José en Chile, propiedad de la empresa San Esteban Primera (SEP), donde quedaron soterrados a 700 metros de profundidad 33 trabajadores, cuyo espectacular rescate fue difundido mundialmente. SEP, que tenía antecedentes de accidentes en esa y otras minas de su propiedad, desapareció después del derrumbe y se declaró en bancarrota.
El rescate de los mineros fue posible gracias a donaciones de particulares (33%) y los recursos del Estado chileno, obviamente responsable también de haber permitido que esa empresa siguiera operando en el país. En medio del rescate, el presidente Piñera destituyó al director del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), formó una comisión de expertos en Seguridad en el Trabajo y anunció la creación de una Superintendencia de Minería. El Estado debió hacerse cargo asimismo de las deudas de SEP con los 170 trabajadores de la mina, que recibían salarios por encima de la media para mantenerlos ligados a un proyecto reconocido por la comunidad como muy peligroso, y de las indemnizaciones correspondientes por todo lo ocurrido.
En suma, la afirmación de Zamin de que gerenciará la mina en Valentines es poco consistente con la experiencia en el sector, no condice con la breve trayectoria de esta empresa ni con los antecedentes de su creador. Zamin se comporta, más bien, como unas empresas llamadas "junior" que proliferan en la minería de hoy.


Las "junior"; ventajas y riesgos

En los últimos 20 años, el crecimiento acelerado de la industria metalífera, que exige suministros acordes y reservas que lo sostengan, habilitó la proliferación de pequeñas empresas, de corta duración, expertas en la prospección y exploración de minerales. Estas empresas "junior" (jóvenes) se dedican a descubrir y a vender yacimientos a las empresas mayores, asumiendo riesgos que las más establecidas evitan.
Las "junior" operan en una zona de capital de riesgo. Si tienen suerte y consiguen un buen proyecto pueden ganar, pero en caso contrario pierden lo que puede ser grave para aquellas que no disponen de mucho capital. Entre estas empresas, algunas se dedican solamente a la exploración y buscan luego acuerdos con las empresas que explotarán los yacimientos. Otras buscan las ganancias rápidas y prestan atención primordial a la especulación en el mercado de "commodities" minerales.
Una investigación internacional sobre las perspectivas de la minería(2) preparada para la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible de Johanesburgo, en 2002, constató que si bien existían empresas intermedias y "junior" comprometidas con los mejores estándares de desempeño social y ambiental, la mayoría de estas empresas ponía el acento en sus habilidades para encontrar yacimientos y consideraba que el desarrollo sustentable era un "asunto de las grandes empresas".
Entre las "junior" hay empresas que apuntan más hacia el comercio y la especulación bursátil y también existen empresas subcapitalizadas sometidas a una fuerte presión para tener éxito. Es en estos casos que, con "una capacidad limitada para hacer frente a fallas u otros sucesos imprevistos, sus operaciones tienen un gran riesgo de generar situaciones ambientales y sociales negativas", advierte el estudio aludido.


A la caza de socios e inversionistas

"La clave de la estrategia de Zamin -dice en una presentación- es su comprobada capacidad de asociarse con los gobiernos regionales y federales para desarrollar activos, soluciones logísticas y una infraestructura claramente definida". El propósito es "identificar grandes activos que requieran de una gran infraestructura y que por ende, otras compañías mineras hayan ignorado en el pasado debido a condiciones menos favorables para el mercado de hierro, manganeso, aleaciones de hierro y carbón que las que actualmente existen y que se espera continúen en las próximas décadas", explica más adelante la misma presentación de Zamin.
Aquí están las "ventanas" a que aludía Chulepín, generadas por el alza vertiginosa del precio del hierro en el mercado internacional. Entre enero de 1986 y enero de 2011, la tonelada métrica seca pasó de 26,26 a 179,63 centavos de dólar, multiplicándose casi siete veces. Esto hace rentables hoy los yacimientos uruguayos, pero implica un serio riesgo, porque es simple resultado de la especulación financiera. Ya se habla de que China tiene exceso de stock y que "la burbuja del hierro" puede estallar.
Queda claro a su vez que Zamin no haría las inversiones mayores. Afirma que busca "asociarse con las principales empresas acereras", o sea, una colocación anticipada de la producción. Y tampoco se hará cargo de las obras complementarias requeridas, para lo cual buscará, según sus propias palabras, "establecer acuerdos innovadores para la construcción de infraestructura que permitan minimizar los requerimientos financieros". Es decir, que lo paguen los gobiernos de los países sede.


Palabras, palabras, palabras

Una carta pública firmada por el presidente de Zamin Ferrous dice:
“Queremos representar una fuerza a largo plazo para el bien de la economía y del medio ambiente en los países en los que operamos. Zamin va a establecer fuertes raíces en América del Sur y en otros lugares, no sólo durante los próximos cinco años sino durante los próximos veinticinco años, entablando relaciones con los gobiernos estatales y nacionales mediante el empleo, las mejoras en infraestructura y con el cumplimiento de las normas más importantes de los procedimientos ambientales”.
Agarwal hizo tales afirmaciones a mediados del año pasado, pero en setiembre vendió el 100% de Bamin (Bahía Mineraçao), en el sur del Estado de Bahía, en Brasil, que era hasta entonces su principal proyecto en el Cono Sur. Casualmente, la venta se produjo poco después de que el gobierno brasileño hubiera decidido construir la línea férrea que unirá el yacimiento de Bamin con el puerto oceánico en Ilheus.
El International Outlook informó que Zamin vendió el 50% de Bamin en 735 millones de dólares a ENRC (Compañía Euroasiática de Recursos Naturales), que tenía el otro 50% y ahora completó el 100%. ENRC es conocida en la Bolsa de Londres como la gran comercializadora de materias primas de Kazajstán, aunque el gobierno kazajo tiene sólo 11,65% de las acciones, el resto son inversores privados. Es como el juego de las matrioskas, unas muñecas salen de otras y parecen todas iguales.
¿Dónde está la "fuerza a largo plazo"? ¿Adónde fueron a parar las "fuertes raíces"? Todo indica que el único compromiso de largo plazo de Agarwal es con la rentabilidad de las inversiones, cuanto mayor y más rápido mejor. Negocios son negocios, no hay duda, así es hoy el sistema financiero internacional. Pero, con estas empresas, ¿se puede comprometer el desarrollo productivo y el bienestar de un pueblo?

NOTAS

(1) Sin tener oficinas ni proyectos en la India, Zamin Ferrous figuró como una de las empresas "indias" que homenajeó con una cena a la delegación oficial uruguaya de visita recientemente en aquel país.

(2) Abriendo Brecha, informe del proyecto Minería, Minerales y Desarrollo Sustentable (MMSD), es la más amplia investigación realizada hasta la fecha sobre el rol de los minerales y la minería en una perspectiva de desarrollo sustentable. Fue publicado por el IIED de Londres y el IDRC de Canadá en 2002.


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Queda autorizada la reproducción total o parcial de este trabajo citando la fuente.

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lunes, 28 de marzo de 2011

Tierra y migración: No va a ser fácil sacarnos de aquí

"A comer mierda nos habituamos  y a pasar hambre y frío también.
Pero a que poco a poco nos vayamos quedando sin suelo
para los orientales, correspondería no acostumbrarse".
La migración es un fenómeno con raíces económicas y es en este cielo donde se deberían resolver los problemas de los hermanos que se ausentan. Si no somos capaces de generar una nación que nos una a lo mejor de nuestro pasado, estamos condenados a desaparecer, dándole la razón a quienes han sostenido que nunca deberíamos haber sido un país como tal.

La ley que la Unión Europea (UE) aprobó recientemente respecto a los inmigrantes ha situado a la defensiva a este rincón subdesarrollado del mundo. Quien más, quien menos, todos los gobiernos pusieron el grito casi en el cielo exigiendo una pronta eliminación de tan xenófoba disposición.  Y está bien que así sea. Pero como una cosa no quita la otra, hay que señalar que la migración es un fenómeno con raíces económicas y que es en este cielo donde se deberían resolver los problemas de los hermanos que se ausentan.


De acá somos

En un mundo donde las fronteras se han debilitado gracias a la tecnología y a la movilidad del capital especulativo, suponer que el hombre nace y muere bajo el mismo árbol es de un primitivismo mayúsculo. Pero en torno a cómo un hombre construye raíces que le posibiliten encontrarse con aquello que le da identidad es que deberíamos entrar a preocuparnos.
Somos parte de un país que se extranjeriza, no sólo cultural sino materialmente, tanto que el suelo que pisamos y nos da de comer se ha vuelto ajena en un porcentaje que debería inquietarnos. Mi amigo Eduardo Flores sostiene que es un anacronismo pensar que hoy el hombre se pueda vincular a la tierra por elementos que trasciendan la mera inmediatez económica. Y ése es un eje que une el abandono que hacemos de la tierra de los abuelos, en algunos casos por consumismo exacerbado y en otros por las urgentes necesidades que padecemos, con la desidia con la que asumimos la extranjerizacion.
Cuenta la historia que nuestra América está llena de ejemplos de culturas que defendieron con la vida la usurpación de sus territorios. No demasiado lejos de acá, todavía hoy la protegen los mapuches en la patagonia argentina o en el sur chileno, con enfrentamiento directo al capital que los arrincona. Culturas enteras que resisten y plantean con firmeza “No va a ser fácil sacarnos de aquí, de esta tierra, la de nuestros abuelos”.


¿Y nosotros?

Si nos afiliamos a la tesis del anacronismo, no hay derecho al pataleo. Si no somos capaces de generar una nación que nos una a lo mejor de nuestro pasado, estamos condenados a desaparecer, dándole la razón a quienes han sostenido que nunca deberíamos haber sido un país como tal. O bien puede ser que el origen basado en inmigrantes nos esté proporcionando hoy un revés al haber cambiando de rumbo, y que ahora que va en el sentido opuesto, tal cual un péndulo, termine por desintegrar estos pueblos sin identidad. Pero más que todo eso, estos gobiernos que se autoproclaman progresistas deberían saber que la Constitución de la República otorga un montoncito de derechos, que deben ser cumplidos, a los ciudadanos por el solo hecho de haber nacido en la banda oriental del río Uruguay. Y si no se satisfacen los hombres buscarán un sitio en el mundo donde cumplirlos y los gobiernos quedarán así, como ocurre por estos tiempos, desautorizados. En estos campos fértiles hay una clase de hombres y mujeres estériles que ganan 80.000 pesos y más, que dicen que el común de los trabajadores no puede ganar 8.500 pesos, como con total justicia exigen. ¿Con qué cara estos gobiernos levantan voces contra otros gobiernos cuando legitiman la desigualdad a cada paso?


Al rescate

Es verdad, a comer mierda nos habituamos y a pasar hambre y frío también. Pero a que poco a poco nos vayamos quedando sin suelo para los orientales, correspondería no acostumbrarse.
Una pueblo digno debería hoy estar en pie de guerra contra un gobierno que favorece un modelo casi neocolonizador, que perpetua la injusticia del hambre, la pobreza y la exclusión. La solución pasa por promover viejas vinculaciones con la tierra que (literalmente) nos mantiene, acercándonos más a formas de relación que vienen de las entrañas misma de estas pampas. Son las misma que sostenían sus antiguos habitantes hasta que en nombre del progreso se resolvió hacerla desaparecer, aunque parezca que eso sea como arar en el mar.

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Jorge Azziz (ruta90km9@adinet.com.uy)
Ingeniero agrónomo. Pequeño productor rural.
Queda autorizada la reproducción total o parcial de este trabajo citando la fuente.

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viernes, 18 de marzo de 2011

Paysandú: Barranca abajo

Por Juan Manuel Arreseigor

“El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad”. José Ingenieros

Eduardo Flores: "Los síntomas de la crisis
que tenemos como comunidad
son la escasez de una construcción colectiva
de un discurso de medios, la pauperización del mensaje,
la escasez de dirigentes políticos y empresariales,
 la pobreza de los cuadros que propone Paysandú
políticamente,  la intrascendencia que ha tenido
 en los últimos quince o veinte años en ese sentido
 y la incapacidad de generar ideas o liderazgos,
 aunque sean exclusivamente carismáticos”.
“Paysandú es una ciudad chata”. La frase no corresponde a uno, sino al noventa y nueve por ciento de los sanduceros con los que uno habla. No refiere, sin embargo, a una descripción geográfica del lugar ni a un concepto urbanístico; es, por el contrario, la imagen que tienen hoy de su propia ciudad.

No existen datos claros ni oficiales de cuántos sanduceros emigraron al exterior antes y después de la última gran crisis, la del año 2002. El Aeropuerto de Carrasco es la única vía de exilio de la que se llevan datos, pero éstos no diferencian a las personas por su lugar de origen ni tampoco por el motivo de su migración. En ese entonces, la sangría también fue brava por la frontera terrestre con Argentina (con opción a Estados Unidos vía Ezeiza), pero de eso no se llevaba -ni se lleva- estadística alguna. Es decir: de eso no se hablaba ni de eso se quería escuchar. La sensación general es que fueron muchos, demasiados, y toda una generación en ese momento perdió muchos elementos productivos en sus filas; el golpe se sintió bajo y la brecha fue profunda. Sólo regresaron unos pocos y pocos son también los jóvenes profesionales que hoy vuelven a ejercer su profesión al departamento que los vio nacer y crecer.
Pablo Porzella es contador público egresado de la Universidad ORT y se fue a Estados Unidos con la ola migratoria del año 2000. Aunque sólo duró dos semanas, la experiencia desde adentro es válida. Cuenta que viajó con más de veinte sanduceros en un vuelo que lo depositó en Atlanta, Georgia, en un barrio residencial de cincuenta casas repleto de gente de Paysandú. Recuerda que se instalaron cinco en una casa con todos los servicios: luz, agua, gas, teléfono, cocina y heladera; “pero no teníamos muebles ni camas, dormíamos en colchones inflables comprados”. En un principio, el tema del transporte fue complicado, porque al no tener vehículo propio, dependían del transporte público, confinado al centro de la ciudad. Los muchachos tuvieron que comprar identidades falsas por treinta dólares, el costo de una tarjeta trucha del seguro social, pero no podían mostrarla para no despertar sospechas. Consiguieron, a través de una agencia de trabajo, una oportunidad en el aeropuerto, cargando camiones container con cajas de ropa marca Gap. Duraron un día y medio ya que su ilegalidad fue descubierta. Al regresar a la casa todos los servicios habían sido cortados, menos el teléfono. “Ningún sanducero se ofreció a ayudarnos”, me dice Pablo. Fue entonces que decidió regresar y los que se quedaron “hoy lograron establecerse, tener un buen pasar y que no los molesten mucho”. Diez años después, tiene la particularidad de haber regresado a trabajar a Paysandú: “en octubre de 2008 me contrata Paylana y, a los dos días de haber entrado, El Telégrafo saca el titular de que la empresa dejaba de vender por dos millones de dólares”. La crisis fue tan brava que “había momentos que no había nada para hacer y sentía que mi empleo corría peligro”. Después le surgió la posibilidad del estudio contable, “al que yo no me animaba todavía por falta de experiencia”. Hoy se siente un privilegiado, “porque mucha gente no se viene porque no sabe qué hacer acá, porque no tiene oportunidades; haber agarrado un estudio contable armado fue toda una bendición”. En términos monetarios, dice que gana más o menos lo mismo que su último trabajo en Montevideo pero que tiene la mitad de los gastos. Aunque no es su caso, me reconoce que los profesionales que regresan “es porque tienen un camino allanado por los padres, de la misma profesión”. Al final, me confiesa que si no fuera por su actual esposa y las circunstancias de ambos, nunca hubiera regresado a Paysandú.
Por causa de la emigración, ni a Eduardo Flores, un docente de Filosofía del bachillerato local, ni a Guillermo Caraballo, abogado, le quedan muchos amigos de la adolescencia en Paysandú. Caraballo estudió la carrera de abogacía en Salto, a 120 kilómetros de la ciudad. En esa misma cercanía encuentra una de las explicaciones al hecho de que ser profesional en Paysandú haya dejado de ser un asunto de la elite local: “no digo que se ha popularizado, pero el esfuerzo constante de la clase obrera por sus hijos además de la proximidad con Salto, han posibilitado que más gente se vaya”. Flores, por su parte, enseña Filosofía en la orientación Ingeniería del bachillerato y han sido muchos, cientos, los estudiantes que ha visto desfilar por ese corredor sin retorno. “Estudiantes de Ingeniería no hay ninguno que haya vuelto (sic) ni de la Argentina -refiriéndose al corredor universitario del litoral entrerriano, básicamente las ciudades de Concepción del Uruguay y Concordia- ni de Montevideo; capaz volvió algún analista de sistemas… Resulta interesante plantearse el problema porque las llamadas 'Ciencias Duras' están en el cerno de lo tecnológico y lo tecnológico está en el cerno de lo que significa desarrollo hoy por hoy, innovación tecnológica. Si no vuelven los que manejan la tecnología es claramente porque acá el mercado no tiene nada que ofrecerles”. Después volverá sobre el tema cuando me explique que “todo departamento que se basa principalmente en un Producto Bruto Interno público, es expulsor de jóvenes”.(1) La migración interna uruguaya se decanta hacia el sur cuando en otras épocas iba hacia las fronteras con los países vecinos.


La industria de ya no ser

Paysandú fue sinónimo de industria, lo que lo llevó en su momento a posicionarse como la segunda ciudad en importancia de nuestro país. Las largas colas de camiones que esperaban en la avenida Salto para descargar la remolacha en la fábrica de Azucarlito ya no están. Hoy las fábricas operan a unos pocos sanduceros, cientos, y dependen invariablemente de la danza del mercado internacional. En 2007, antes de la última gran crisis global del año siguiente, su participación en el Valor Agregado Bruto (VAB) sanducero era de aproximadamente un treinta por ciento y empleaba a un seis de la población económicamente activa. Diez años atrás, la industria ocupaba casi a un catorce por ciento de los trabajadores, a pesar de tener una participación en el VAB menor, del veinticinco. La cantidad de gente empleada por la industria había descendido en ese período a menos de la mitad y el desempleo en el departamento se encontraba a más de dos puntos porcentuales por encima del nivel nacional y más de uno con respecto al promedio del interior. La tasa de actividad estaba más de dos puntos por debajo del resto del país.(2) Rodrigo Morales, periodista independiente y ex redactor responsable del semanario local Tres Puntos (hoy fuera de circulación y del que Eduardo Flores fuera colaborador) me explica que las fábricas “fueron perdiendo sus referencias locales al vender sus activos a inversores del exterior porque los gerentes –aunque fueran extranjeras- estaban acá y los directores y la gerencia general estaban en Montevideo; ahí se perdió anclaje local y los técnicos se contrataban en Montevideo en lugar de Paysandú. Hoy por hoy las fábricas también tienen sus estudios jurídicos y contables en la capital”.
En 1992, la fábrica Azucarlito dejó de emplear como materia prima la remolacha y comenzó a importar el azúcar en bruto desde Brasil, para abaratar costos. Hasta entonces, el profesor Flores la reconoce como un signo de liderazgo empresarial, “que pagaba los mejores salarios del país y construía viviendas; era un gran vínculo el que había con el trabajador y la ciudad, que eran parte del proyecto. Tenía un tipo de producción que generaba muchísima mano de obra, en diferentes lugares… Acá venían camioneros de todo el país durante la zafra veraniega y generaba muchos puestos de trabajo indirectos, desde los prostíbulos hasta los supermercados”. “Las colas de los camiones llegaban hasta acá”, me indica Rodrigo Morales –y nos encontramos aproximadamente a cuatro kilómetros de la fábrica, casi en línea recta-. La pregunta, para Flores, es natural e inevitable: “¿No vale la pena subvencionar una industria que producía ese movimiento aunque el azúcar sea más barato en Brasil?”.
Refrescos del Norte SA, la planta embotelladora de Coca-Cola en Paysandú, cerró sus puertas a fines de los noventa. Norteña, otro de los íconos de la industria sanducera, fue adquirida en el año 2004 por el gigante multinacional cervecero Compañía de Bebidas de las Américas (AMBEV, por sus siglas en inglés), quien destinó la planta únicamente para el tratamiento de la cebada y dejó de producir la popular cerveza.(3) La identidad local fue dañada en su más puro orgullo. En la Semana de la Cerveza de Paysandú, identificada históricamente con la cerveza Norteña, comenzó a beberse Pilsen. “¿Cómo puede ser que una empresa como AMBEV resuelva tener un montón de capital obsoleto porque por razones de logística no puede hacer cerveza en Paysandú? Ahora, los argumentos de logística cualquier gobierno departamental con un poco de visión puede decir: 'mirá loco esto lo solucionamos, con algunos impuestitos por acá…' Pero nadie dijo nada; me parece que es sintomático la incapacidad de defender algunas cosas”, se cuestiona Flores en tono de sentencia.
Paylana, por su parte, fue golpeada por las sucesivas crisis y por la supresión del sistema de cuotas de importación que regulaba el mercado mundial de textiles, lo que liberó la bestia china y dio por tierra el sueño americano de exportación. Hoy, acumula una deuda de 17 millones de dólares con el Banco República y la firma italiana Mazotto negocia desde el año pasado adquirir la mayoría del paquete accionario.(4) Es una de las pocas textiles de lana que quedan en el mundo. Tanto para Flores como Morales, “el proceso de Paylana es inevitable, muy vinculado a una gerencia muy paternalista, que sigue porque hay un viejo Soloducho atrás, que cuanto más viejo esté peor va a estar la fábrica”. Me cuentan ambos que Isaac Soloducho se hizo sanducero por adopción y que la fábrica es su vida. Que no entienden cómo no se cancela esa deuda, que para el mercado textil “es un vuelto” y que temen que cuando se haga el negocio con los italianos sea tarde y Paylana termine corriendo la misma suerte que Campomar y Soulas (hoy Agolan), Sudamtex o Dancotex.
Paysandú siempre fue una comarca fértil y próspera en la actividad agropecuaria. Todavía lo es, si nos guiamos por las grandes camionetas 4 x 4 cero kilómetro que transitan la ciudad, símbolos inequívocos de que el campo sanducero sigue cosechando lo que siembra, aunque tengan patente de otro departamento. “Paysandú no tiene capacidad de inversión en sí misma”, agrega crítico, el docente de Filosofía. “Las inversiones que han venido no han sido de capitales locales, que por otro lado siguen existiendo; por ejemplo sigue habiendo mucha plata que viene del campo y nuestros productores; pero no hay un modelo para que esto permanezca y se desarrolle. Porque si ese grupo, que es el que tiene la capacidad de generar ideas, emprendimientos, no le da para adelante… ¡Aunque sea el lucro el afán que los mueva! Más que el prestigio social… Yo no creo que se hayan agotado las posibilidades de Paysandú como polo industrial, como ciudad tecnológica, ¡cómo ciudad turística! No se puede entender como esto no está explotado”, concluye al borde de la indignación. Rodrigo Morales pone de ejemplo a la familia Darricarrere, franceses Pied-Noir que vinieron desde Argelia y que con todos los beneficios logrados en Uruguay luego invirtieron en Brasil y Estados Unidos.
Al igual que los inmigrantes franceses, Mario Macri, empresario referente del departamento, invirtió mucho de sus ganancias en el exterior. Macri, quien tiene una curtiembre en Brasil con medio millar de empleados y un centro de distribución de su marca Starsax Brasil en Miami, es descrito por Flores como “un líder sólo de su empresa, un tipo que ha ordeñado a Paysandú”. “Macri monopoliza y se queda en ese tipo de actividades estrictamente comerciales. El liderazgo va por la innovación y por generar nuevas cosas, no por abrir supermercados y zapaterías; no se compra la publicidad de la camiseta de Nacional con la inversión de acá”.(5) Abre la cancha Morales, agregando el ejemplo claro de lo que ha hecho con los medios: “compró el canal 3 -el antiguo canal de aire- y dos radios, y en vez de invertir en hacer algo profesional es una porquería lo que hace, pudiendo ser por lejos el mejor medio, con la mejor producción y tecnología, no le devuelve a Paysandú algo de todo lo que le ha sacado”. Y remata Flores: “la filosofía del proyecto empresarial es ésa: del único lado que se puede ahorrar es del lomo de la gente”.


Líderes al medio

Paysandú fue sinónimo de industria pero ya no lo es. Hoy esas industrias han pasado a manos ajenas o han modificado sus dinámicas y lejos están de brindar los puestos de trabajo que antes brindaban y que tan bien pagaban. La falta de movimiento es patente en la ciudad del litoral uruguayo y los locales comerciales, vacíos, esperan un buen emprendedor que los alquile, que los saque a flote y que los vuelva a depositar en el iluminado carrousel céntrico. Sin embargo, las señales de la decadencia hay que buscarlas en otros lugares: “el cierre de la industria es casi que un mito de la ciudad”, me comenta Flores, “es como decir: nos quedamos atrás porque están cerrando las fábricas, cuando en realidad no sé si algún día estuvimos adelante… El mejor indicador de que la ciudad va para atrás tampoco son los locales vacíos, que es un enfoque puramente de mercado. Yo creo que los mejores síntomas de la crisis que tenemos como comunidad son la escasez de una construcción colectiva de un discurso de medios, la pauperización del mensaje, la escasez de dirigentes políticos y empresariales, la pobreza de los cuadros que propone Paysandú políticamente, la intrascendencia que ha tenido en los últimos quince o veinte años en ese sentido y la incapacidad de generar ideas o liderazgos, aunque sean exclusivamente carismáticos”. Entre mate y mate, y con la atenta participación de Morales, la charla se desarrolla amena en la galería que tiene el hogar casi suburbano del docente. Se remite a Platón, cuando me dice que “cada pueblo tiene el gobierno que se merece, porque nuestros dirigentes no son ovnis caídos del cielo, son producidos por el mismo modelo, reflejan lo que somos nosotros”. Critica la falta de autocrítica, valga la redundancia, y la mediocridad del sanducero, el que te dice “aguantá, no corras riesgos, vamos bien”.
En términos de medios, Paysandú cuenta en la actualidad con seis estaciones FM, cuatro AM, dos radios comunitarias autorizadas, dos canales de televisión y un único medio de prensa: el popular diario El Telégrafo, fundado el 1 de julio de 1910 y que tiene actualmente un tiraje de 7.800 ejemplares para una población cercana a los 115.000 habitantes.(6) El fenómeno del matutino explica para Flores parte de la mediocridad de la sociedad sanducera: “acá creemos que hay democracia en los medios porque hay muchos medios, pero en realidad no hay diferentes enfoques ni puntos de vista: hay uno solo y es el de El Telégrafo, tal vez el mejor exponente de la subjetividad que hemos construido, y que por algo sigue estando ahí”. “Se descalifica al disidente y se lo trata como loco; hay miedo al debate, a la discusión política y a la polémica”, agrega Morales, otrora responsable del último representante de esa disidencia a la que hacen referencia: el semanario Tres Puntos.
El calor de un mediodía sanducero de enero es realmente agobiante y, junto con el ruido de las motos, es un denominador común de esta ciudad del Litoral. “En general, la sociedad sanducera es una sociedad que no reclama –sí tal vez desde el discurso, pero no desde los hechos-, que no es emprendedora, que se mantiene quieta, que 'no hace olas' y donde prima el criterio de la comodidad general”, opina Guillermo Caraballo, quien además de abogado fue director de Promoción Social de la Intendencia de Paysandú (IP) y es el actual presidente del Frente Amplio (FA) en el departamento. Caraballo, joven doctor de profesión pero viejo periodista por afición, continúa con el diagnóstico de una sociedad que, a su criterio, está partida en dos: “hay un Paysandú más vinculado con la parte social que el Paysandú en su conjunto no ve: uno sumergido, el que no reclama, el que está quieto. Y por otro lado está el Paysandú de clase media y media alta que esto no le interesa, que prioriza otras cosas, que se vincula mucho más con la infraestructura y mucho menos con el desarrollo. Un amigo me decía que ése es un voto caro”.
El abogado de treinta y cinco años aborda el asunto, inevitablemente, con una óptica política que va mucho más allá de sus cristales. Transitando la misma línea del profesor Flores, la política lo lleva, inevitablemente, a apuntar a la falta de liderazgo en los últimos gobiernos departamentales, particularmente los de Álvaro Lamas (Partido Nacional, 2000-2005) y Julio Pintos (FA, 2005-2010): “el Partido Nacional pierde el gobierno departamental con Lamas porque tenía una ausencia de liderazgo absoluto y un equipo que no lo ayudaba, aunque era un buen tipo. Comenzó a circular entre la gente que era un incapaz y eso le hizo mucha mella. Luego con el Frente pasó una lógica similar. Perdió la Intendencia un poco por eso. La gente reclama liderazgos más fuertes”. Caraballo, quien no para de jugar con las manos sobre la cuerina verde de su escritorio, se acomoda los lentes y continúa refiriéndose a los que estuvieron antes, pero no mucho, en la historia del gobierno sanducero: “¿por qué la gente se acuerda tanto de Larrañaga y de Belvisi? En términos de eficacia yo siempre digo que vos lo ponés a Belvisi a hacer calles y es mejor que los blancos y el Frente. Fue el tipo que tuvo mayor visión estratégica, bastantes años atrás. Lo de Larrañaga fue distinto: lo que tuvo fue impronta, un tipo joven, con ganas, que sabía adónde quería llegar y además ejecutivo. Con una cantidad de cualidades que hizo valer”. “Y además Belvisi le había dejado plata, la Intendencia saneada, que no es poca cosa”, agrega Morales con la agudeza de apuntador periodístico que lo caracteriza.(7)
Nadie, absolutamente nadie, duda de la capacidad de Walter Belvisi como líder departamental, más allá de su ideología política. El arquitecto de setenta y tres años estuvo trece al frente de la Intendencia, cinco en democracia y ocho en dictadura –su espada de Damocles- lo que, a pesar de todo, le da la potestad suficiente para hablar de la gestión departamental. “Esta era una comunidad muy fermental en todos los aspectos. Antes de culpar a la sociedad sanducera, yo creo que alguien mató, distorsionó o mal usó ese espíritu tan fuerte que había. Porque aquí había un localismo mucho más fuerte que en otros lados; Paysandú tenía aquello del 'Espíritu de Paysandú' y todo eso. Obviamente que faltó liderazgo en los actores desde el punto de vista de la comunidad y también en algunos referentes importantes del comercio y la industria. La comunidad necesita líderes y aquí faltan”. Además de todo, Belvisi es director de CX-142 Radio Felicidad, una de las 4 estaciones de radio AM del departamento. El escenario para conversar sobre la falta de líderes, nuestra sociedad y la gestión política departamental es el propio estudio de la radio, con los micrófonos apagados pero el aire acondicionado encendido. “En el noventa estábamos igual con Salto, cabeza a cabeza. Era el mismo desarrollo. Acá hay una gestión pública que me parece perdió impulso, perdió visión, perdió una estrategia de lo que quería y cómo quería insertarse en la región”, relata el arquitecto Belvisi. Alude, claramente, a los cuatro gobiernos departamentales posteriores a su gestión, ampliando la diana también a los dos de Jorge Larrañaga. Un fogonazo directo a los últimos veinte años de historia sanducera.


La sociedad muda

En Paysandú se erigen varias obras arquitectónicas, monumentos vacíos de éxito: el estadio 8 de Junio, de básquetbol, el Artigas de fútbol, que son símbolos del fracaso deportivo y social de los últimos años, y el Anfiteatro del Río Uruguay, un coloso con capacidad para veinte mil personas, que se erige cual pirámide de Giza de espaldas al Río Uruguay y que tiene una escasísima actividad artística -casi nula- a lo largo del año, excepto en la Semana de Turismo.(8) El estadio Artigas, por ejemplo, fue usado como telón de fondo para la campaña política televisiva del actual gobierno blanco, en un spot publicitario donde Alfonso Lodeiro, padre del jugador de la Selección uruguaya de fútbol, exponía las bondades de los gobiernos blancos anteriores. El estadio fue construido para la Copa América entre los años 1994 y 95, durante el primer período de Larrañaga, cuando Bertil Bentos, el actual intendente, era director general de Servicios.(9) El mismo tiene su tribuna principal, la oeste, clausurada por peligro de derrumbe y un estudio de ingenieros de la Facultad de Ingeniería aconsejó derribarla debido a las fallas estructurales que tiene. Fuentes privadas consultadas aseguran que el costo de solucionar las fallas existentes es altísimo, lo que apoya aún más la teoría de la implosión. “De eso no se habla”, dice Eduardo Flores, “pero esa es una estrategia que tenemos como sociedad”.
Entre otras cosas, tampoco se habla, me cuenta el docente, del derrumbe financiero de la Cooperativa de Ahorro y Crédito de Paysandú (CACDU), absorbida por COFAC en 2003 y de la Cooperativa de Ahorro y Crédito de los Trabajadores de Paycueros (CAYCTRAP) fusionada con otras cooperativas para formar ACAC en 1986, y luego adquirida en su totalidad por el Banco Crédit Agricole: “era algo de la gente, no era la Famosa de Cerini y Pesce que le vendieron a Nabisco Brands; miles de dólares sacados del bolsillo de la gente que se juntaron en dos cooperativas macro y una cosa hecha piedrita a piedrita por toda la gente de Paysandú, se la metieron en el bolsillo cuatro o cinco burócratas que se ubicaron ellos y la cambiaron por nada… Y acá, todo el mundo muzzarella”.


El río suena

En cada discusión sobre Paysandú surge siempre el tema turístico. La comparación con Salto, que siempre parece estar no uno, sino veinte pasos por delante, es inevitable. Belvisi me jura y perjura que las termas tenían su impronta, su marca, y que el turismo estaba cabeza a cabeza con Salto en el año 1990, cuando culminó su gestión departamental. “Paysandú tiene que aprovechar sus recursos, porque si tú visualizás la potencialidad que tiene -desde el punto de vista de la coyuntura de conexiones y vinculaciones-, encontrás al propio río Uruguay como un vector de desarrollo social y económico. Estaremos retrasados, habremos perdido algunos trenes, habremos marcado diferencia en contra nuestro con respecto a comunidades más cercanas como puede ser Salto pero si encontramos algunos liderazgos, hacemos algunos cambios y asumimos algunas responsabilidades mayores -y dejamos de lado la política partidaria menor-, yo soy entusiasta”, afirma el ex Intendente.
Caraballo, por su parte, reconoce que Salto ya no es medida, que hay que dejar de ver el turismo desde una óptica termal y comenzar a apuntar al río Uruguay aunque “se necesita inversión que no sea sólo pública”. Cree que en el turismo “no se ha sido audaz” y que “no se ha buscado un esquema que contemple el movimiento interno pero que también capte gente de afuera”. “Pareciera que el referente es Salto y Salto ya se disparó, y aparte acá estamos pensando en el esquema de las termas. A mí me parece que el tema de la playa es una cosa que se puede potenciar más pero no sé si acompaña la gente de Paysandú”. Frente a las playas de Paysandú se encuentra la isla de la Caridad, con largas extensiones de arena blanca a las que sólo se puede acceder si uno tiene embarcación propia, ya que no hay medio de transporte público o privado que haga el traslado. Diez kilómetros al norte de Paysandú pero en la ribera de enfrente se encuentra Colón, una pequeña ciudad entrerriana que ha sabido explotar turísticamente sus playas y una economía comercial que se apoya en la sociedad sanducera, debido al tipo de cambio favorable. El mismo río y las mismas playas, diferentes sociedades, ideas y proyectos.
“Tenemos un río espectacular, el cual ni siquiera conocemos; todas las costas de Paysandú son usadas turísticamente por los argentinos”, tira línea el profesor Flores, que habla con conocimiento de causa: la pesca es su gran afición. Y recoge experiencias, increíbles y exóticas: “vos estás acampado en El Zanjón, en la boca del río Queguay y aparece un gomón con un tipo vestido de Indiana Jones, con doce personas… Pim, Pim -gesticula señalando con el dedo índice- y explicando… ¿De dónde? De Colón. ¿Cuánto? Veinte pesos argentinos por cabeza. Entonces vos vas a la página web del diario Clarín, entrás en Turismo y ves El Caribe Entrerriano, y El Caribe Entrerriano son islas del Queguay, que son uruguayas”. “¿Es tanta la guita que se precisa?”, se pregunta al borde del enojo, “nooo… hacer una marina pedorra en el Saladero -se refiere al Guaviyú, a 70 kilómetros al norte de la ciudad de Paysandú- y hacer un campeonato de pesca y poner los ranchos para alquilar y para vender… Hay luz, hay agua, lo que falta es la iniciativa”. El río como denominador común; el agua trae una posible solución al turismo.


Una solución en el horizonte

El nombre de Guillermo Caraballo está plenamente identificado con los proyectos Paysandú Innova y Guichón Innova, programas público-privados de la anterior administración frenteamplista para la capacitación de jóvenes técnicos en el área de software e informática. El plan piloto de Guichón -una ciudad de cinco mil habitantes a 90 kilómetros al este de Paysandú capital- es el paradigma porque además promovió en 2009 la inserción laboral de quince de los treinta jóvenes seleccionados, en las dos empresas privadas inversionistas: Artech y Bantotal, “grandes empresas de informática que tienen una gran necesidad de técnicos y para ellos es lo mismo que estén en Montevideo o acá, incluso es más barato que estén acá”. Infla el pecho el abogado, con orgullo por demás comprensible; la puerta fue abierta y no precisamente para que los “gurises” se vayan: “ahí tenemos un esquema de buena formación, capacitación y producción en el Interior para un grupo de gente que se puede quedar acá; estoy convencido de que tiene que funcionar”. La única inversión pública fue el alojamiento de los profesores que venían de Montevideo en un motel de las Termas de Almirón. Además del vínculo virtual, esta fuente de trabajo también permitió a algunos de estos jóvenes guichonenses viajar a otros países de la región.
En la capital sanducera la experiencia fue distinta: el dinero venía enteramente de la esfera pública y hubo que empezar de cero, desde las instalaciones hasta los programas de cursos, la capacitación y la implementación de la “incubadora de empresas”. Al no contar con inversionistas privados –a pesar de que hubo negociaciones con la empresa Topsystems, competidora de Artech y Bantotal- la inserción laboral fue difícil. A pesar de todo, Caraballo es optimista porque “si vos podés ver y comprender lo que es trabajar desde un lugar para otro lugar podés atar otro tipo de propuestas, como lo que va surgir con el polo de la televisión digital, que va estar centrado en Montevideo pero se va a descentralizar una parte vinculada a la formación y la capacitación en el Interior”. Aunque ahora, se instaló la incertidumbre con el cambio de gobierno, una nueva interferencia en la comunicación: “un poco por esa lógica comarcal de 'éstos hicieron esto, nosotros no le vamos a dar bola', pero también porque creo que no saben qué hacer, porque para llevar adelante Paysandú Innova tenés que estar en sintonía con el gobierno nacional y si en seis meses de gobierno no llamaste al presidente del LATU, solo no lo vas a hacer”. Posibles grandes soluciones pueden tener un destino a la basura por idealismos arcaicos y comarcales. “La chatura”, me dice Caraballo, “no la levantamos con el circo del nuevo gobierno”. “Porque qué pasa: con fuegos de artificio vos lográs pasarla y pasarla bien, pero no atacás el problema de fondo”.
“En el fondo, creéme, es un tema de cabeza”, me dice Belvisi con la semblanza del viejo sabio. Desde el hombre mediocre de Ingenieros hasta la actitud para abajo, chata, del sanducero medio. La falta de continuidad contra el progreso y una sociedad politizada atentando contra el desarrollo de nuevas tecnologías. La búsqueda del entusiasmo perdido del que me habla el arquitecto Belvisi. El hacer con entusiasmo para salir de la chatura. Innovar y proyectar.
Un cambio en la actitud y en la estructura, junto con el pedido a gritos de nuevos líderes, políticos y empresariales, asoman hoy en el horizonte, barranca abajo, del río Uruguay.


Referencias: 

(1) Según el entrevistado, las dos empresas más grandes de Paysandú son: primero, la Intendencia de Paysandú, y segundo, COMEPA, la mutualista local.

(2) Según datos de la Dirección Nacional de Industrias, en 2007 la tasa de actividad en Paysandú era de 59,1%, más de tres puntos por debajo del promedio nacional (62,7%) y dos con respecto al interior (61,6%). La tasa de desempleo, por su parte alcanzaba 11,8% (promedios del interior 10,6% y nacional 9,6%).

(3) AMBEV fue producto de la fusión en 1999 de las empresas Brahma y Antarctica en Brasil. En 2004, se asocia con la belga INTERBREW y crea INBEV, la mayor cervecera del mundo en volumen de ventas.

(4) Según datos de la Dirección Nacional de Industrias.

(5) Se estima que Macri invirtió en la publicidad de la camiseta del Club Nacional de Fútbol de Montevideo 350.000 dólares anuales.

(6) Según datos del propio medio publicados en la página web del Correo Uruguayo: www.correo.com.uy, en conmemoración por los cien años del matutino.

(7) Ambos se refieren a los períodos de gobierno de Walter Belvisi (Partido Colorado, 1985-1990) y Jorge Larrañaga (Partido Nacional, 1990-2000).

(8) El anfiteatro del Río Uruguay, la obra magna de Larrañaga durante su segundo período, fue inaugurado el 22 de marzo de 1997 y es “una obra única en Latinoamérica” según el portal www.paysandu.com.

(9) Datos extraídos de la página web del intendente: www.bbentos.depolitica.com.uy


SEMINARIO TALLER DE PERIODISMO
REPORTAJE PARA PRENSA

LICCOM - UDELAR
Juan Manuel Arreseigor Norbis
jmarrese@gmail.com

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