miércoles, 26 de enero de 2011

Botnia, celulosa y después

El karma de Fray Bentos


El prometido polo de desarrollo que se generaría a partir de la instalación de la finlandesa Botnia (ahora UPM), que por su magnetismo sería capaz de cambiar radicalmente las condiciones de vida de todo el litoral uruguayo, fue un corto espejismo. Un 13% de desocupación, el más alto del Uruguay, en el territorio que cuenta con la mayor inversión en la historia del país es un dato tan chocante como revelador.

Hace tiempo que muchas voces, aunque estuvieran en minoría, alertaban sobre esta actual comprobación. Pero como dicen los sociólogos, la realidad está socialmente construida, y lo aceptado como verdad es lo que sostiene la mayoría. Cuando son pocos los que opinan lo contrario (no era éste el caso) es cuestión casi de locos. Es mentira que el actual cambio de opinión de algunos personajes se deba a la desmemoria; es el resultado concreto del pánico a reconocer el error públicamente y las disculpas que debería incluir.
No somos nosotros quienes exigimos una disculpa, pero bien podrían ser los hermanos argentinos que porfiadamente han mantenido su voz al viento de cara al río. Su nombre manoseado y babeado por políticos y alcahuetes se convirtió a fuerza de reiteraciones mal intencionadas en sinónimo de la esquizofrenia hecha carne. La arrogancia nos puso frente a un conflicto regional sin precedentes.
La defensa del libre mercado y el capital productivo ha abierto una herida insalvable en el ecosistema del país, y aún hay quienes quieren agrandarla todavía más.


Fuimos tan ingenuos

Los fraybentinos pueden estar tranquilos de algo: el teatro de operaciones que se montó en su suelo ha servido para echar luz sobre cómo serán el resto de los emprendimientos similares que el país se apresta a incorporar. Sólo resta ver si contaminan o no, pero ya eso perdió importancia relativa.
El prometido polo de desarrollo que se generaría a partir de la instalación de la finlandesa Botnia, que por su magnetismo sería capaz de cambiar radicalmente las condiciones de vida de todo el litoral uruguayo, fue un corto espejismo. Por los pasillos de algún ministerio andará el intendente de Río Negro, Omar Lafluf, buscando soluciones para su gente. ¿Tan ingenuos fueron como para pensar sinceramente que este infierno de árboles escupiendo celulosa era el paraíso? Cuando los zánganos visitaron las flores del jardín de ENCE en España, ¿qué vieron? ¿No se les ocurrió pensar que las situaciones de partida eran radicalmente distintas, porque aquello es el “primer mundo” y nosotros apenas “emergentes”? Lo que ocurre es que, sencillamente, ya fueron convencidos de lo que dirían al regresar, sabían el libreto. Todos recordamos que el ilusionista Julio Pintos llegó a ofrecer las viviendas que el Banco Hipotecario del Uruguay (BHU) tenía desabitadas en la zona de Roldan y 5 para los obreros de allá, porque estamos cerca y las comunicaciones de hoy en día son muy ágiles.
La realidad golpea el bigote: las piezas del fondo de las casas de Fray Bentos están hoy deshabitadas.


Ha muerto una quimera

No es posible seguir soñando con justicia e inclusión social en un país donde lo que avanza es el latifundio genético, llámesele soja o como sea, conquistando territorios con una retaguardia cubierta por un descomunal ejército de eucaliptos. Un 13% de desocupación, el más alto del Uruguay, en el territorio que cuenta con la mayor inversión en la historia del país es un dato tan chocante como revelador. Si a ello le sumamos el conjunto de males emergentes del desarrollo forestal, la ecuación es demasiado negativa como para que un gobierno de izquierda se enorgullezca de ello. “Hoy dice el periódico que ha muerto una quimera que conocí” y que Lafluf llama a reimpulsar un modelo agroindustrial que genere más demanda de mano de obra. ¿Sabrá cuál es? El PIT-CNT, que enancado y apurado por los sindicatos de la construcción y de la metalurgia brindó su apoyo incondicional a la construcción de la pastera de la multinacional finlandesa, ¿le tirará la culpa a la derecha? Demasiado consistente como para dudarlo.
Así queda hoy Fray Bentos, abrazando a éste, su karma, por ser el primer lugar elegido para la instalación de una fabrica de pasta de celulosa y por abandonar una tradicional apuesta a la producción agrícola ganadera, más un proyecto turístico, como el de Las Cañas, del que ya nadie habla como opción de paseo.
Quienes levantaron la voz contra el espejismo sentirán la tranquilidad de su conciencia, de haber hecho todo lo posible por avisarlo. Políticos “de divisas ya desmerecidas” vendrán nuevamente a querer comernos la oreja voltereteando palabras en un discurso que ya se hizo escombro contra los troncos.


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Jorge Azziz
Ingeniero agrónomo. Pequeño productor rural.
Queda autorizada la reproducción total o parcial de este trabajo citando la fuente.

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