domingo, 18 de noviembre de 2012

Cuestión de identidad: Ser o no ser


La identidad es un sentimiento subjetivo. No es la objetividad de la definición, sino que es un pathos, que significa sensibilidad, afectividad. (Daniel Vidart)

A falta de una idea mejor, se me ocurrió como primera aproximación al tema de la “identidad” buscar el significado de la palabra en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE). Tras informarme que el vocablo proviene del latín identitas, el “mejor amigo del hombre” me obsequia cinco definiciones, una matemática que no me interesa en este momento, y cuatro que de una u otra forma están conceptualmente entrelazadas y en consecuencia tienen que ver con algunas de las ideas que, casi telegráficamente, intentaré desarrollar. Por lo tanto, las que en esta ocasión me importan son: 1) Cualidad de idéntico; 2) Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás; 3) Conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás; 4) Hecho de ser alguien o algo, el mismo que se supone o se busca. 
Así entonces, la identidad es individual y a la vez colectiva, los seres humanos somos únicos y tenemos conciencia de nuestra unicidad, pero a la vez nos juntamos en grupos o comunidades con las personas con las que compartimos “algo”, y por esa misma razón nos diferenciamos de otros grupos de hombres que se reúnen porque comparten un “algo” distinto al nuestro. Sé que es medio complicado, pero se entiende, ¿o no?
Ahora viene la pregunta del millón, la pregunta que ha desvelado desde hace por lo menos un siglo a los habitantes de la Banda Oriental, sean intelectuales o gente de a pie: ¿existe una identidad nacional? ¡Pero cuidado! Incluso la respuesta más tranquilizadora (que sí, que existe) y menos indagante (que obvie la cuestión de la antinomia orientalidad-uruguayez) nos conducirá a otra encrucijada: ¿Qué es ser uruguayo?
Daniel Vidart, nacido en Paysandú en 1920 y reconocido unánimemente como el “padre” de la antropología nacional, siempre se negó a dar una contestación terminante. “El esfuerzo mío fue preguntarme lo siguiente: cuando estoy en Caraguatá, ¿qué piensan los uruguayos, que ahí se dicen orientales, de sí mismos? Porque la identidad es un sentimiento subjetivo. No es la objetividad de la definición, sino que es un pathos, que significa sensibilidad, afectividad”, dice Vidart. Y agrega: “Cuando yo me comparo con un criollo de tierra adentro, con un muchachito de Aparicio Saravia, con un señor que vive en Carrasco o con un agricultor de Canelón Chico, encuentro que todos decimos cosas distintas. Mi opinión no ha sido tanto caracterizar y decir los uruguayos somos de tal manera sino difuminar, buscar los matices, los contrastes”. 
Por su parte, al también antropólogo Renzo Pi Hugarte le llama la atención la preocupación de los uruguayos por su identidad. “En otras partes eso no existe, o si existe es relacionado a las subculturas o a las culturas antiguas que pueden haber”, explica. “¿Cuál es el drama de no tener identidad? ¿Qué identidad tiene Luxemburgo? ¿Les importa a los luxemburguenses eso? Realmente yo no entiendo muy bien cuál es la angustia”, razona Pi Hugarte.

¿Y POR CASA?
Si, como dice Vidart, la identidad es una cuestión subjetiva vinculada a la sensibilidad y la afectividad, una comunidad la puede construir mirando los orígenes, buscando los denominadores comunes del pasado que hacen de unión en el presente, o a partir del presente y en función de un proyecto común con un horizonte de futuro de mediano a largo plazo. Ahora bien, del mismo modo que una identidad se construye y se fortalece, también puede ocurrir que se debilite o desaparezca.
La comunidad sanducera que se añora, se construyó en las últimas décadas del siglo XIX y en las primeras del XX sobre cuatro pilares básicos: el río Uruguay como eje articulador, la región como espacio geográfico, la inmigración como elemento dinamizador y el positivismo como ideología. 
La argamasa resultante de esa mezcla moldeó una colectividad que exhibió rasgos distintivos, incluso en un Uruguay que entonces también vivía su “época de oro al cobijo del Imperio Británico”, como dice el historiador nacionalista Alberto Methol Ferré en su libro Uruguay como problema.
La decisión de darle la espalda al río, la desaparición del mercado regional tras la definitiva nacionalización de las fronteras argentinas y brasileras, el fin del predominio global británico y el colofón para ciertos paradigmas que fueron axioma sagrado durante buena parte del siglo XX son factores ineludibles a la hora de explicar la declinación. Pero siendo trascendentes, no lo son todo. La incapacidad de reformular el proyecto fundante es clave para entender por qué hoy Paysandú anda a tientas, sin rumbo. Paradójicamente, la paulatina pérdida de identidad y la decadencia intelectual parecería estar potenciando -por momentos hasta límites insospechados- el siempre latente chauvinismo sanducero. 
A falta de ideas superadoras, el egocentrismo irracional, la tediosa repetición frente al espejo: sos el mejor, sos el mejor…

Artículo de Rodrigo Morales Bartaburu. Publicado originalmente en el semanario 20/Once de Paysandú (Uruguay) el 16 de noviembre de 2012.

sábado, 18 de agosto de 2012

Escándalos

Casi cinco años de la peor crisis económica internacional desde el crac del ’29 del siglo pasado, con la mitad del PBI mundial (Estados Unidos y la Eurozona) estancada en tendencia recesiva, y el sistema financiero sigue sin cambios significativos. El poder de los grandes bancos no se ha alterado, pese a que es identificado como uno de los principales perturbadores de la estabilidad. Ha impedido que se apliquen normas regulatorias para restringir la actividad ultra especulativa, en especial en los mercados de instrumentos financieros denominados derivados. La subordinación de liderazgos políticos al mundo financiero por temor a una crisis mayor, Estados Unidos a la recesión por el trauma de la década del ’30 y Alemania a la inflación por el trauma de la híper de la República de Weimar, ha formado cuadros técnicos, burocráticos y políticos, derivando en medidas de rescate a bancos y austeridad fiscal. Por ese camino sólo extienden la crisis con costos sociales cada vez más altos. Una forma de eludir la responsabilidad política y de evitar cuestionar los propios cimientos del sistema es culpar de la debacle a empleados infieles o banqueros inescrupulosos. La crisis no ha estallado por estafas de un ejecutivo de cuenta, o por desvíos morales de un banquero, sino que tiene raíces sistémicas. Estas se encuentran en la actual forma de funcionar del capitalismo global sometido a los dictados de las finanzas. La máxima expresión ha sido la manipulación de la tasa Libor que involucró a la mayoría de los principales bancos de Europa y Estados Unidos.
El recuento de los grandes fraudes financieros desde la quiebra de Lehman Brothers permite registrar la imposibilidad de ocultar que el funcionamiento de los propios bancos, ya no sólo la irresponsabilidad de un ejecutivo ambicioso, ha provocado el hundimiento de las economías centrales. La evolución de esos escándalos a lo largo de estos cinco años es notable para observar cómo ha cambiado el sujeto cuestionado, lo que refleja también la profundidad de los descalabros del casino financiero global.
Los casos individuales, que buscaron diluir la responsabilidad de los reguladores como de los propios bancos con más repercusión pública, fueron los siguientes:

- Jerome Kerviel, el broker del banco francés Société Générale, fue señalado a principios de 2008 como el culpable de provocar pérdidas por 7 mil millones de dólares.
- Bernard Madoff, en diciembre de 2008, fue detenido por estafar en 50 mil millones de dólares a cientos de inversores, el mayor fraude hecho por una sola persona. Fue sentenciado a 150 años de prisión.
- David Redmond, de Morgan Stanley, en mayo de 2009, creó una gran posición de futuros de petróleo no autorizada, provocando un descalabro en ese mercado.
- Alexis Stenfors, de Merrill Lynch Londres, estuvo durante cinco años sobrevaluando las posiciones comerciales del banco para ocultar pérdidas, lo que significó luego de ser descubierto, en febrero de 2009, la depreciación de activos por 456 millones de dólares de la entidad.
- La Justicia irlandesa acusó a Sean Fitz Patrick, el rostro más emblemático del escándalo bancario irlandés, el Anglo Irish Bank, por cometer delitos de fraude e irregularidades cuando estaba al frente de la entidad, que colapsó en 2008 y fue nacionalizada un año más tarde.
- Kweku Adoboli es el protagonista de un escándalo por 2 mil millones de dólares perdidos en la división europea de gestión de capitales del banco suizo UBS en Londres, en un fondo de inversión específico (Exchange Traded Fund). Fue acusado en septiembre de 2011 ante una Corte londinense de fraude e irregularidades en la contabilidad.
Este fue el último caso difundido de escándalo financiero que tuvo como responsable a un solo empleado del banco, como si fuera una operación aislada de entidades pulcras ante la ley, cuando los hechos han mostrado lo contrario. Así se verifica con los siguientes casos:
- JP Morgan anunció la pérdida de 2 mil millones de dólares, y dijo que fue debido a la especulación errónea de los derivados de crédito. La suma puede llegar a 20 mil millones de dólares.
- El Citibank acordó pagar una multa de 285 millones de dólares por acusaciones de fraude, por engañar a los inversores a colocar fondos en créditos hipotecarios tóxicos, en momentos en que el mercado de la vivienda comenzaba a derrumbarse.
- Goldman Sachs & Co. también pagó 550 millones de dólares por acusaciones similares en 2010.
- JP Morgan Chase & Co. resolvió un tema similar en junio de 2011, pagando una multa de 153,6 millones de dólares.
- El banco británico Standard Chartered estará bajo vigilancia durante dos años por parte del estado de Nueva York, después de haber pactado una multa de 340 millones de dólares, acusado de realizar operaciones con Irán, a pesar del bloqueo instaurado por las autoridades de Estados Unidos.
- El banco británico HSBC fue denunciado por una comisión del Senado de Estados Unidos por lavado de dinero de los carteles mexicanos de la droga y fondos ilegales provenientes de Arabia Saudita e Irán por un total de 28 mil millones de dólares.
- Los bancos implicados en el escándalo de la manipulación de la Libor entre 2005 y 2009 podrían recibir una multa global de 12 mil millones de euros. Por lo pronto, el regulador financiero de los Estados Unidos y el del Reino Unido le aplicaron una de más de 450 millones de dólares a Barclays. El Royal Bank of Scotland y el Lloyds también han sido acusados de distorsionar información para alterar las tasas de interés. Por lo menos once de las más grandes entidades europeas y norteamericanas están involucradas en la manipulación de la tasa Libor. Se calcula que el volumen de transacciones bancarias a nivel mundial basadas en la tasa Libor es de 360 billones de dólares (unas 40 veces el Producto Interno Bruto de Estados Unidos).

El investigador italiano del departamento de Economía de la Universidad Viale Pindaro de Pescara, Italia, Alberto Bagnai, cuestiona lo que denomina el “enfoque de Anna Karenina” aplicado a las crisis. En el documento publicado por Iniciativa para la Transparencia Financiera, Bagnani discute la idea de que cada crisis financiera resulte de una serie de eventos desafortunados e idiosincrásicos (se refiere a los países periféricos de la Eurozona), que harían que cada una de ellas fuese impredecible y un caso particular en sí mismo, sin ninguna relación especial con otros episodios críticos. Argumenta que, contrariamente a lo que indica el saber convencional actual, estas crisis “son todas iguales” en sus mecanismos esenciales.
Lo mismo sucede con los escándalos financieros. No son hechos aislados impulsados por la codicia de empleados infieles, como un guión para Hollywood, sino que son expresiones propias de cómo está organizado el sistema financiero. Entender que el origen es sistémico puede hacer posible la identificación de las raíces comunes de fraudes en apariencia diferentes y, posiblemente, ayudar en la definición de formas de respuesta o estrategias que tomen en cuenta las lecciones de experiencias históricas pasadas.
La portada del semanario conservador The Economist de la segunda semana del mes pasado se ocupa de la manipulación de la tasa Libor con el título “Banksters” (neologismo compuesto por “bank” y “gangsters”). El listado de escándalos financieros revela que no se trata de delitos aislados, hasta el impactante con la tasa Libor, sino que la característica de gangsters se constituye desde las bases mismas del funcionamiento del sistema financiero global.

Artículo de Alfredo Zaiat (azaiat@pagina12.com.ar). Publicado originalmente en el diario Página12 de Buenos Aires el 18 de agosto de 2012.
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Nota:
Bien podría haber incluido el articulista en la lista de "banqueros infieles" a Juan Peirano Basso, sindicado en el Uuguay como responsable principal y casi único de la crisis de 2002. Es que en nuestro país la práctica del avestruz de esconder la cabeza bajo la tierra para no ver el problema está tan arraiga en el pensamiento nacional, que el "enfoque de Anna Karenina" es dogma oficial a la hora de explicar las razones del crack bancario de principios de este siglo. Esta postura, incluso, ha cooptado a buena parte del pensamiento "progresista". 
Rodrigo Morales Bartaburu
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jueves, 31 de mayo de 2012

La Argentina invisible


Se podrá estar o no de acuerdo con la política y el estilo de la presidenta de Argentina, doctora Cristina Fernández. Los que luchamos por la superación del capitalismo valoramos su coraje cívico para enfrentar a los criminales y ladrones de niños, al capital financiero, a los dueños de la tierra y a los medios (Brecha, 30-III-12). Como diría nuestro presidente, "no baja las guampas".

LA SITUACIÓN ECONÓMICA DE ARGENTINA
Desde 2005 hasta 2011, según la información del Área de Coyuntura del Instituto de Economía, el PBI argentino creció 62,9 por ciento y el uruguayo creció 54,3. En esos años la economía argentina tuvo superávit en su cuenta corriente, que acumulado equivale a un 16,6 por ciento del PBI, mientras que la economía uruguaya tuvo déficit que equivale al 11.5 por ciento del PBI. Estos resultados le permitieron a Argentina reducir su deuda externa mientras que en Uruguay aumentó. En mayo se empezó a devolver el préstamo del Banco Internacional de Pagos que se utilizó durante la corrida bancaria previa a las últimas elecciones presidenciales. La economía argentina está desdolarizada en alto grado, sólo el 13 por ciento de los depósitos y el 14% de los créditos están en moneda extranjera. La demanda de dólares tiene por objetivo el ahorro, la fuga o la compra de inmuebles (Zaiat, Página 12, 18-V-12).
En 2012 la crisis está afectando las exportaciones de Argentina, en un año en el que vencen 10.000 millones de dólares de deuda emitida en 2002. Para mantener un saldo positivo en cuenta corriente se desestimulan las importaciones exigiendo autorización previa, y para dificultar la fuga de capital se vende moneda extranjera sólo a las personas e instituciones que pueden justificar ingresos de acuerdo a sus declaraciones de impuestos.
Las medidas de desestímulo a las importaciones comenzaron en 2009 en numerosos países. La caída de las exportaciones de China a Estados Unidos generó un excedente de 550.000 millones de dólares a la búsqueda de nuevos mercados. India, Vietnam y Ecuador aumentaron los aranceles. Estados Unidos y Japón implementaron medidas de "compre nacional". Brasil e India aumentaron las medidas contra el comercio desleal. Argentina estableció la exigencia de autorizaciones de importación a 350 productos y Brasil los tenía en 4.500 (suplemento Cash de Página 12, 6-IX-09)
En el plano comercial, según el secretario de Industria, Javier Rando, la estrategia de "aumentar el nivel de integración de partes nacionales en los productos manufacturados es lo que hace sostenible el crecimiento económico" (Página 12, 23-V-12). Se analizan los costos de los productos y si hay diferencias a favor del importado se trata de mejorar las técnicas, se estudia si hay competencia desleal, y finalmente se autorizan las importaciones si la producción nacional no es posible, es más cara o no alcanza los niveles de calidad requeridos.
La autorización de las importaciones es un instrumento aceptado por la Organización Mundial de Comercio. Uruguay la utiliza en diversos productos que van desde las papas y los pollos faenados hasta los tomógrafos. Se podría complementar con el ejercicio de analizar la maximización de los componentes nacionales en la industria, aprendiendo de Argentina.
Las exportaciones industriales de Argentina alcanzaron en 2012 el nivel más alto de su historia, el PBI industrial pasó del 17 por ciento en 2003 al 21 por ciento del pib total, la sustitución permitió reducir las importaciones, el saldo positivo en el balance comercial de enero-abril fue de 4.795 millones (57 por ciento mayor al del mismo período del año pasado). En el Mercosur, principal destino de las exportaciones argentinas, cayeron un 4 por ciento y el saldo comercial con la región fue deficitario en 16 millones de dólares.
En noviembre de 2009 se establecieron restricciones a la compra de moneda extranjera al tipo de cambio oficial, de acuerdo a las declaraciones de impuestos de los compradores. Se generó un mercado negro con una cotización superior a la oficial y el 22 de mayo para las importaciones autorizadas se pudieron comprar dólares a 4,48 pesos argentinos y en el mercado negro a 5,93.
El Banco Central de Argentina toma como referencia la cotización del real tratando de acompañar su devaluación y atenuar las fluctuaciones en el mercado cambiario. El equipo económico argentino considera que es preferible que Brasil devalúe, crezca y mantenga la demanda de productos argentinos, mientras que si cae en recesión esa demanda se contraerá, Argentina exportaría menos y como consecuencia su pib crecería en menor medida.
La economía brasileña se encaminaba al estancamiento desde 2011 y en 2012 se implementaron cambios, el real se devaluó un 17 por ciento y se encuentra en el nivel más bajo desde mayo de 2009. Según el ministro brasileño Guido Mantega, "el cambio se encuentra en una situación más favorable. De esa manera se reduce el costo Brasil y el país recupera competitividad". Con impuestos al ingreso de capital de corto plazo y baja de la tasa de interés de referencia que fija el Banco Central conocida como tasa Selic, se desestimula el ingreso de capital y por lo tanto se reduce la oferta de dólares para promover la devaluación. El 21 de mayo se redujeron los impuestos al crédito al consumo y a los bienes de consumo para estimular la demanda interna. El salario mínimo aumentará un 20 por ciento y se fijará en 645 reales en 2012 (320 dólares a la cotización de ayer), lo que aumentará la demanda interna de alimentos. Con este conjunto de medidas se estimó que el impacto de la crisis global permitirá un crecimiento del pib del 3,5 por ciento en 2012 en un contexto de inflación en torno al 6 por ciento y déficit en la cuenta corriente del balance de pagos.
A principios de mayo una misión encabezada por el ministro Timerman visitó Brasil con el objetivo de mejorar las relaciones, y se comprometieron a estudiar la flexibilización de las restricciones a las importaciones en un plazo de 120 días. El 19 de mayo una misión encabezada por la presidenta visitó Angola para analizar la posibilidad de aumentar el comercio bilateral con el intercambio de petróleo y alimentos, así como de inversiones asociando capitales de ambos países.

LAS RELACIONES CON URUGUAY
En ocasión de cada medida que tomó Argentina para mejorar la gestión de su inserción externa los economistas liberales, los partidos de oposición y los medios que difunden las ideas conservadoras anunciaron efectos catastróficos para Uruguay, denunciaron el incumplimiento del Tratado de Asunción y exigieron posiciones más duras del gobierno uruguayo, así como la denuncia en los organismos internacionales.
Sin embargo, según cifras de la Unión de Exportadores las ventas a Argentina en enero-abril de 2012 ascendieron a 160 millones de dólares y en el mismo período del año anterior habían sido por 10 millones de dólares más, lo que implica una reducción del 6 por ciento. Según Uruguay XXI, en la primera quincena de mayo se exportaron 25 millones de dólares, 2.2 por ciento más que en el mismo período del año anterior, por las mayores exportaciones de la industria automotriz y autopartes. De modo que al promediar mayo se habían exportado 185 millones de dólares, 5 por ciento menos que en igual período del año anterior.
Las cifras del Ministerio de Turismo muestran que no se afectó el turismo argentino; por el contrario, fueron los únicos turistas que aumentaron, de 675 mil en enero-marzo de 2011 a 738 mil en el mismo período de 2012. El número de turistas de todos los demás orígenes se contrajo; la reducción más importante fue de uruguayos residentes en el exterior, de 119 mil a 49 mil.

LA OPERACIÓN MEDIÁTICA
Parecería que hay dos Argentina. Una es la que muestran los diarios La Nación, Clarín y Perfil así como el canal TN; la satanización se acentuó desde la expropiación de Repsol. Otra la que aparece en los programas de radio y de televisión de Víctor Hugo Morales, en los diarios Página 12 y Tiempo Argentino y en el Canal 9.
En Uruguay algunos economistas asesores de empresas trasnacionales se suman con convicción y sus opiniones se difunden en los canales privados y en los diarios El Observador y El País.
Argentina y Brasil toman medidas monetarias, fiscales, cambiarias y de comercio exterior para enfrentar la crisis. El equipo económico uruguayo sigue confiando en el funcionamiento de los mercados y las evaluaciones de las calificadoras de riesgo.
La propuesta argentina de aumentar el arancel externo común de 22 por ciento a 35 por ciento, el máximo que admite la OMC, es condición necesaria para aumentar el comercio en la región y sustituir importaciones extrarregionales. Pero no es suficiente, el gobierno uruguayo debería negociar su apoyo a la propuesta si se asegura una integración de cadenas productivas que le permita aumentar sus exportaciones industriales en la región. Los acuerdos con Brasil sobre la industria naval y de energía eólica son un excelente antecedente y debería extenderse a otras cadenas promovidas por el Ministerio de Industria y Energía.
La firma del acuerdo de intercambio de información con Argentina fue una señal y puso la pelota en el terreno de Argentina. Si no hay reciprocidad, el acuerdo podría ser cajoneado en el Parlamento y no entrar en vigencia. 


Escrito por Jorge Notaro (Economista, profesor grado 5 de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República de Uruguay). Publicado originalmente el 25/05/2012 en Brecha de Montevideo.

sábado, 19 de mayo de 2012

Facebook ahora es una empresa pública


Mark Zuckerberg, fundador de Facebook. 

En el día de ayer (N de R: jueves 17 de mayo de 2012), 900 millones de personas salimos a la Bolsa de Nueva York. Las acciones que negociaban nuestras historias en el primer día de Facebook en el mercado de valores cotizaban a 38 dólares y llegaron a valer 42 dólares, con un bajón inicial y luego una pequeña recuperación. Facebook vale cerca de ciento quince mil millones de dólares, algo así como 128 dólares por persona. Pero lo que ayer se compraba y se vendía en el Nasdaq en la oferta pública tecnológica más grande que se recuerde no era otra cosa que historias de vida, patrones de consumo, fotos del cumpleaños, toneladas de videos embebidos, juegos distribuidos en red, botones de “me gusta”, fans, gustos, preguntas, comentarios, la Internet misma y la vida de la gente subida a propia voluntad por el deseo de pertenecer. Nosotros mismos. Durante los primeros tres minutos se realizaron cerca de cien millones de transacciones, lo que convirtió inmediatamente en megamillonarios a un buen centenar de socios originarios de la red creada por Mark Zuckerberg. Esa liquidez planetaria terminará convertida en una buena cantidad de mansiones y aviones para la semana entrante.
A los pocos minutos de abierta la oferta, las acciones ganaban valor, pero con cierta modestia, mucho menor de la esperada. No queda muy claro, tal vez, qué sentido tiene comprarse a sí mismo, habrán pensado los inversores. El concepto de lo público, en el marco de la Bolsa de Nueva York, dista bastante del que se suele usar aquí: lo público de una empresa en el Nasdaq permite que cualquier poseedor de una acción pueda revisar los balances y participar de alguna manera (generalmente lejana) en la toma de decisiones. Concepto bien diferente, por cierto, al de escuela pública o, en palabras de Aníbal Fernández, el software público.
Unos días antes de la salida a la Bolsa, General Motors había decidido levantar la publicidad de la plataforma de Facebook por ser “poco efectiva”, en un monto de inversión que rondaba los diez millones de dólares. Eran divididas también las opiniones sobre la valuación real de Facebook, empresa que esperan que llegue en unos años a tener cerca de tres mil millones de usuarios. ¿Por qué vale tanto Facebook? ¿Vale por la base de usuarios actual o por la base de usuarios futuros? La facturación real de la red social ronda los 3700 millones de dólares, un monto notablemente más bajo que los 37 mil millones que factura Google. El gran valor de Facebook reside, entre otras cosas, en que la información sobre los usuarios es depositada voluntariamente por los usuarios, mientras que en Google sus algoritmos tienen que aprender a buscarla.
Los noticieros económicos internacionales parecían en cadena opinando sobre qué hacer ante la inminente salida de acciones, sobre si Facebook no estaba sobrevalorada o se trataba de una oportunidad real de inversión. Así, mientras todos discutían, Mark Zuckerberg pasó a poseer acciones de su compañía por unos 20 mil millones de dólares, la jefa técnica (CTO) valoró su porcentaje en mil setecientos millones y James Breyer, junto con Accel Partners, que habían invertido 13,7 millones de dólares en 2005 pasaron a tener un porcentaje valuado en 6,2 mil millones de dólares.
Cuando Facebook anunció su salida a la Bolsa, Mark Zuckerberg escribió una carta abierta a los futuros inversores. “Fue construida para cumplir una misión social: convertir el mundo en un lugar más abierto y conectado. Creemos que es importante que cada persona que invierta en Facebook comprenda lo que esta misión significa para nosotros, cómo tomamos las decisiones y por qué hacemos las cosas que hacemos.”
En apenas ocho años, Facebook rompió con casi todas las barreras de lo posible, acaparando mercados a nivel planetario, imantando a los usuarios de todo el mundo con esa posibilidad de mostrarse a uno mismo. Pero, según los datos de ayer, si bien es la valuación más alta de la historia para una empresa tecnológica que sale a la Bolsa, la curva de aumento en el primer día será considerablemente conservadora. Google, por ejemplo, que salió a la Bolsa en 2004, subió un 18 por ciento el primer día, y tres años después valía cerca de cuatrocientos por ciento más, que los iniciales 28 mil millones de dólares. Pero no todas las historias son de éxito en la lotería de las empresas tecnológicas. Groupon, por ejemplo, el sitio de cupones de descuento, fue valuada en 13 mil millones de dólares, un 30 por ciento de aumento en un primer momento, y actualmente el precio cayó a la mitad.
Empieza para Facebook una etapa diferente a la hora de tomar decisiones. El hecho de tener que abrir sus cuentas y someterse estructuralmente a la mirada extraña es finalmente lo que hace Facebook con todos nosotros: mirarnos y tomar decisiones sin preguntar. Pero en el caso de esta empresa, acostumbrada a la cultura hacker de tomar decisiones veloces sin consultarle a nadie y luego arreglar los problemas que ocurran más tarde, la mera posibilidad de que alguien opine sobre los caminos a seguir pone de los pelos a Zuckerberg, el niño nerd más rico del planeta, que a partir de ayer será el dueño de una pelota más grande. Cuando se anunció en febrero la salida de la empresa a la Bolsa, su CEO escribió como para abrir el paraguas. “Trabajamos duro para hacer de Facebook el mejor lugar para gente genial con gran impacto en el mundo. Hemos creado una cultura que llamamos la Vía Hacker. (...) Hackear significa crear algo rápido o probar los límites de lo que se puede hacer. Como pasa con muchas cosas, puede ser utilizado para bien o para mal. La gran mayoría de los hackers que he conocido tienden a ser personas idealistas que quieren tener un impacto positivo en el mundo.” Para cerrar, Zuckerberg decía: “En pocas palabras: no construimos servicios para ganar dinero, sino que ganamos dinero para ofrecer mejores servicios”. Como sea, Facebook es desde ayer una empresa de servicios “pública”, o sea, es como el agua.

Escrito por Mariano Blejman. Publicado originalmente el 18 de mayo de 2012 en el diario Página12 de Buenos Aires (Argentina).  

martes, 15 de mayo de 2012

¿El fin del euro?


Paul Krugman, premio Nobel de Economía, afirmó que Grecia abandonará el euro el próximo mes de junio. A su vez, pronosticó que esa  situación provocará una corrida bancaria en las principales entidades financieras de España e Italia que podría generar una quiebra generalizada de esas compañías.
Con el titulo “Eurodämmerung”, en su blog del diario The New York Times, Paul Krugman señala cuáles serán a su entender las fases de la crisis europea. En primer término ubica la salida griega del euro “muy posiblemente el próximo mes”. Eso profundizaría aún más la crisis de confianza de los inversores, quienes comenzarían a retirar cuantiosas cantidades de dinero de los bancos italianos y españoles, llevándose ese dinero a Alemania. La tercera fase contempla el establecimiento de “controles de facto” por parte de los Estados para evitar que los ahorristas saquen los fondos de los bancos y los fuguen del país. “Alternativamente o puede que al mismo tiempo, se producirán grandes inyecciones por parte del Banco Central Europeo con el fin de evitar el colapso de la banca”, agrega como alternativa para esa tercera etapa. En este contexto –señala Krugman- Alemania tendrá que elegir entre aceptar los reclamos de España e Italia, y asumir un drástico cambio de estrategia que les proporcione garantías para rebajar los intereses de su deuda así como una mayor inflación que facilite el ajuste de precios, o aceptar el fin del euro.
El jueves 3 de mayo, Krugman también escribió un post en su blog referido a la Zona Euro, en el que afirmó que los países del bloque debían seguir el ejemplo brindado por Argentina y cuestionó la cobertura que la prensa internacional realiza sobre la situación de ese país.
La posibilidad de que Grecia abandone la Eurozona fue reconocida ayer por primera vez por el titular del Banco de Bélgica, Luc Coene, quien incluso sostuvo que sería posible llevar a cabo un divorcio amistoso. “Un divorcio nunca es algo bueno. Puedes hacer las cosas de una manera amable, pero pueden llegar a ponerse feas y difíciles. Supongo que un divorcio amistoso, si alguna vez fuera necesario, sería posible, pero aun así lo lamentaría”, afirmó Coene en una entrevista concedida al diario británico Financial Times.
El ministro de Finanzas de Alemania también evaluó abiertamente la posibilidad de que Grecia deje el euro. Cuando lo consultaron sobre el tema, el conservador Wolfgang Schaüble afirmó que Alemania se prepara para todos los escenarios posibles y luego afirmó que no se puede obligar a nadie a permanecer en la Zona Euro.

sábado, 7 de abril de 2012

De Fray Bentos a Santa Elena; de Liebig`s a Kemmerich (última parte)


DESTINO COMÚN

Por último no podemos dejar de señalar la asombrosa similitud que presenta la evolución histórica de Santa Elena y Fray Bentos desde 1880 y durante todo el siglo XX, fenómeno que entendemos merecería un estudio formal. 
A partir de la absoluta “carne-dependencia” que de una única empresa extranjera ambas localidades expusieron, generadora a su vez de prácticamente toda la actividad económica del lugar y la región, los años de apogeo, estancamiento y decadencia de la industria del extracto de carne primero y del frigorífico después serán casi los mismos para una y otra ciudad.
Veamos rápidamente lo que pasó en Santa Elena. Cuando en 1904 la Compagnie des Produits Kemmerich retomó la posesión de sus plantas industriales de Argentina, “se encontró con una sucesión de dificultades que desembocaron en 1909 en la venta de parte de sus terrenos y de las fábricas a la Société Argentine Estates of Bovril”(27). En efecto, en 1909, ya fuera del corto período que abarca este trabajo, la Compagnie des Produits Kemmerich, Sociéte Anonyme vende a la británica Sociedad Anónima Establecimientos Argentinos de Bovril las plantas industriales de Santa Elena y San Javier, los campos y el ganado. 
Multinacional de capital inglés con fábricas en diversas partes del mundo, los nuevos propietarios cierran la planta de San Javier, pequeña y ya entonces obsoleta, al tiempo que remodelan y amplían las instalaciones de Santa Elena, introduciendo la frigorificación. Sin embargo no dejan de producir el tradicional extracto de carne, aunque cambian su identificación o marca de fábrica, que pasa a ser Bovril, nombre que continúa en el mercado hasta la fecha(28). Paralelamente, siguiendo la costa del río Paraná para evitar competir con Liebig’s que tenía sus fábricas y sus estancias en la margen del río Uruguay, o mejor dicho, repartiendo con ella el centro y norte de la Mesopotamia argentina, la Sociedad Anónima Establecimientos Argentinos de Bovril adquiere grandes extensiones de campos para cría e invernada en Entre Ríos y Corrientes. 
En 1970 el grupo británico Cavenham adquiere los distintos activos de Bovril en el mundo -incluido los de Argentina-, y hasta 1973 la planta de Santa Elena sigue en su poder. Ese año, ante una serie de cambios en el ciclo internacional de producción y comercialización de la carne, a los que deben aunarse factores políticos y sociales internos (en realidad regionales) adversos, toman la decisión de retirarse de la Argentina junto con otros frigoríficos extranjeros (norteamericanos e ingleses).     
En 1973 la Sociedad Anónima Frigoríficos Regionales Argentinos (SAFRA), de capital nacional, adquiere en condiciones sumamente ventajosas la fábrica y gran parte de los campos. Esta empresa integrada por la unión de dos importantes frigoríficos de la provincia de Santa Fe (Friar SA y Frymat SA) provoca una acelerada actualización tecnológica de la planta lo que permite que sea habilitada para todos los mercados del mundo. Sin embargo, a principio de 1980 entra en una profunda crisis debido al cierre de mercados, al retraso cambiario y a las retenciones a la exportación, pero también por el flujo de capitales desviados de SAFRA a los accionistas propietarios. Fuertemente endeudada, en 1983 la empresa cierra. 
En 1984 es reabierta por el gobierno provincial de Entre Ríos, permaneciendo hasta abril de 1991 en su poder. 
Entre tanto, en 1990 se inicia un proceso de privatización plagado de irregularidades que se concreta en 1991, siendo adjudicatario de la planta un consorcio denominado Euromarche, formado por el Citibank y el grupo Huancayo. La planta comenzó a operar en abril de 1991 con 1400 operarios aunque previamente -y tal como establecía el pliego de condiciones- el gobierno provincial de Entre Ríos debió abonar 5 millones de dólares en concepto de indemnizaciones. Apenas un año después la empresa decide cerrar la playa de faena, y en una maniobra irregular, violando compromisos asumidos al ganar la licitación, progresivamente traslada la producción hacia el Frigorífico Rioplatense SA, ubicado en General Pacheco (gran Buenos Aires), controlado por el grupo Huancayo.
El desenlace se aproximaba. “Finalmente en noviembre de 1993 se cierra definitivamente la empresa, despidiendo a todo el personal. De este modo y luego de intensas y continuas movilizaciones de la comunidad, no solamente de los trabajadores despedidos, se puso en marcha el procedimiento de crisis, forzando el marco legal para su aprobación, tanto por la Dirección Provincial de Trabajo, como por el Ministerio de Trabajo de la Nación, quien homologó los acuerdos. El personal aceptó una suma equivalente al 50% de sus indemnizaciones legales, renunciando a cualquier otro reclamo aún por enfermedad laboral o secuela de accidentes de trabajo. Las indemnizaciones, fueron pagadas por el gobierno provincial, subrogando las obligaciones de la empresa privada, aceptando como garantía documentos de nula ejecución”(29).
Repacemos ahora lo sucedido en Fray Bentos. Ya hemos detallado el proceso que culminó en 1865 con la instalación allí de la primera planta industrial de Liebig’s Extract of Meat Company Limited. Si bien esta empresa mantuvo la propiedad de la fábrica hasta julio de 1924, es menester apuntar que diversificando el campo de acción de sus actividades, en ese lapso había montado en la región otros dos establecimientos fabriles similares al de Fray Bentos, uno en la Argentina en 1904 -Fábrica Colón (hoy Pueblo Liebig’s), en la provincia de Entre Ríos- y otro en Paraguay -Zeballos Cue, pocos quilómetros al norte de Asunción- en 1923. Tras el fin de la Primera Guerra Mundial la empresa redujo considerablemente el volumen de sus faenas en la planta de Fray Bentos, interrumpiéndola de manera total a partir de 1922. En 1923 Liebig’s inicia la remodelación de la fábrica para incorporar la nueva tecnología del frigorífico, pero antes de culminarla la vende. 
El 1 de agosto de 1924 el Frigorífico Anglo del Uruguay SA se hace cargo de las instalaciones de Fray Bentos y también de La Pileta y Mbopicuá, las estancias más próximas. La firma era propiedad de la multinacional británica Vestey Brothers, también conocida como Vestey Group, que ya tenía en el área el Frigorífico Anglo de Argentina, con plantas en Zárate y Dock Sud (provincia de Buenos Aires), y el Frigorífico Anglo de Brasil, con plantas en las localidades de Pelotas (estado de Río Grande) y Barretos (estado de San Pablo).
Una breve digresión. Desconocemos las verdaderas razones que motivaron el retiro de Liebig’s del Uruguay medio siglo antes que de Argentina y Paraguay; las argumentaciones ensayadas hasta el presente -parciales y escasamente documentadas- no acaban de convencernos. En el libro de De Groof, Geli, Stols y Van Beck se brinda una explicación, no muy detallada en verdad, pero que la reproducimos porque es casi la única referencia bibliográfica que hemos encontrado en la que se hace mención a que Liebig`s Extract of Meat Company Limited padeció dificultades económicas-financieras: “Incluso la gigante Liebig hubo de enfrentarse a serias dificultades. Fundada en 1865, esta sociedad inglesa de participación belga, aún siendo la más importante del sector y presentando en 1912 un beneficio de 1.260.521 francos (veinte veces al alcanzado por Kemmerich) tuvo que considerar en 1913 la posibilidad de cerrar su fábrica de Fray Bentos (Uruguay)”(30).               
El grupo Vestey explotó el frigorífico en forma ininterrumpida hasta 1968, pero la declinación de la planta comenzó por lo menos quince años antes de esa fecha. El primer indicio de la decadencia que habría de desembocar en el retiro del Uruguay de los propietarios ingleses fue la detención de las reinversiones, visible ya en la década de 1950. A partir de allí el retroceso de la actividad se hizo zafra tras zafra más evidente y manifiesto. Los cambios producidos en la estructura del comercio internacional de productos agrícolas, la implementación de barreras arancelarias (y para-arancelarias) en los países de Europa y el definitivo crepúsculo de Gran Bretaña como superpotencia complicaron el acceso de las carnes del Río de la Plata a su otrora mercado externo “tradicional”. Paralelamente, la operativa se agravaba por la obsolescencia de las instalaciones industriales y la falta de mantenimiento.      
En 1968 Vestey hace pública su determinación de retirarse de forma definitiva del Uruguay -también lo hace de la Argentina, no así de Brasil y Venezuela, donde mantiene sus negocios de “estancias”- por lo que el Gobierno uruguayo se hace cargo del establecimiento a través del estatal Frigorífico Nacional (creado en 1928 y que por entonces operaba dos vetustas y anticuadas plantas industriales: Punta de Sayago de Montevideo, anteriormente propiedad de La Frigorífica Uruguaya S.A. sociedad controlada por la anglo-argentina Compañía Sansinena de Carnes Congeladas, y Casa Blanca de Paysandú) en lo que se denominó “Operativo Fray Bentos-Frigorífico Nacional”.
En octubre de 1971 el Ministerio de Industria y Comercio del Uruguay adquiere “el establecimiento industrial y comercial denominado Frigorífico Anglo del Uruguay, situado en la ciudad de Fray Bentos (Departamento de Río Negro), en un todo de acuerdo con los términos, condiciones y demás especificaciones contenidas en el Convenio suscrito por el Poder Ejecutivo con los propietarios, el día 26 de agosto de 1971”(31). Sin embargo todo siguió en caída. 
En 1976, fuera de la órbita del Frigorífico Nacional, se crea el Frigorífico Fray Bentos, de capital estatal, bajo cuya égida la planta trabaja hasta 1979, cuando es cerrada definitivamente.
Vendrán intentos de reactivación en manos privadas: en 1981 será el turno de Fercomar SA y en 1983 el de Saudico SA, ambos de capitales supuestamente “extranjeros”. Aunque los dos terminaron en el mayor de los fracasos, antes hicieron de las suyas llevándose -entre otras cosas- créditos estatales blandos que nunca devolvieron y la ilusión de la gente. La Liebig’s, el Anglo o simplemente el frigorífico de Fray Bentos, no volvió a faenar.       
Aparte de las importantes construcciones que albergaron las instalaciones industriales, tanto en Santa Elena como en Fray Bentos hoy se pueden observar otros silenciosos testimonios de la época en que la industria de la carne les daba vida, incluso más elocuentes y significativos que aquéllas: los distintos edificios del complejo “pueblo de empresa” destinado originalmente a vivienda del personal y al esparcimiento, expresiones de una relación obrera-patronal peculiar desarrollada en el ámbito estrecho de la pequeña localidad que todos inevitablemente debían compartir, y que discurría entre el paternalismo bismarckiano y la severa moral victoriana. Por un lado el conjunto residencial reservado a funcionarios ingleses y sus familias, grupo de viviendas individuales rodeadas de grandes jardines -en general en avanzado estado de abandono como el resto de las instalaciones, sobre todo en Santa Elena- y el club con cancha de golf, tenis y pileta de natación. En contraste a ese bucólico paisaje arquitectónico trasladado de la campiña británica a la ribera de los ríos Paraná y Uruguay, lo que se conocía como el “cuartel de los solteros”, barracas grises, situadas en el extremo opuesto, que alojaba a los jóvenes que llegaban atraídos por la “novedad” del trabajo industrial.


PARAGUAY Y FINAL 

La documentación y referencias que existe sobre la presencia de la Compagnie Kemmerich en Paraguay es escasa y muchas veces contradictoria.
En 1909, el mismo año de la venta de sus activos de Argentina a Bovril, la Compagnie des Produits Kemmerich, Sociéte Anonyme se instala en Paraguay. Lo hace en una zona del departamento de Concepción (norte de la Región Oriental), sobre la costa del río Paraguay, próximo a la desembocadura del arroyo Napeque. En la actualidad, a ese lugar que se denominó Puerto Kemmerich y que se encuentra a unos 450 kilómetros de Asunción, se lo conoce como Puerto Abente. 
La Compagnie Kemmerich adquiere lo que había sido el saladero San Salvador, fundado en 1903 por capitales alemanes. El establecimiento fabril, que tenía contiguo una estancia de 22.000 hectáreas, “fue remodelado por el Dr. Kemmerich, largamente conectado a Liebig’s y Cía, para producir extracto de carne, en cuyo negocio el Dr. Kemmerich era un experto reconocido. Hermann Krabb y Cía adquieren la planta al Dr. Kemmerich, pero no la operan. Luego pasa a propiedad de G.L.Kickard, que la transfiere a Morris”(32). Este último era un poderoso grupo de Estados Unidos que integraba el “Beef Trust” y que ya operaba en Argentina. 
No existe constancia de la fecha concreta en que la Compagnie Kemmerich se desprende de su planta de Paraguay. Incluso se debe  señalar que Schurz, en su Paraguay, a commercial handbook, no habla de la Compagnie des Produits Kemmerich, Sociéte Anonyme sino del Dr. Kemmerich(33).
De todas maneras creemos que la planta de San Salvador era propiedad de la Compagnie des Produits Kemmerich, Sociéte Anonyme y que no se deshizo de los activos en Paraguay hasta por lo menos 1914. En ese año, todavía, la firma seguía operando en el mercado de Amberes y Henri Albert de Bary declaraba poseer participación accionaria en ella.(34).



REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA:

(14) Existe toda una polémica respecto a cuál es el origen del nombre de la localidad de Santa Elena. Algunos estudios sostienen que se llama así en homenaje a la señora Helena Giebert, esposa del doctor Eduardo Kemmerich. Otros trabajos, quizás más actualizados y rigurosos, aseguran que esa denominación data de antes incluso que se fundara el saladero de González y de la Riestra, por lo que la designación nada tendría que ver con la instalación de la Compañía Kemmerich en el lugar.

(15) Otro dato para reforzar la importancia que entonces tenía Amberes como plaza financiera. Fue allí adonde recurrió Jaime Cibils Buxareo para capitalizar sus negocios de estancias y de elaboración de extracto de carne que había instalado en la margen del río Paraguay, en las cercanías del puerto de Cáceres (estado de Mato Grosso) y que era conocida como Descalvados. En efecto, la Compagnie des Produits Cibils -que compró todos los activos de Jaime Cibils Buxareo en Mato Grosso- fue constituida en Amberes el 30 de enero de 1895.    

(16) http://www.scob.be/publicat/STOCK_QUOTED_CORPORATIONS.

(17) Gilbert, Jorge. El grupo Ernesto Tornquist y sus vínculos sociales. Caseros (Provincia de Buenos Aires), Universidad Nacional de Tres de Febrero, 2008.

(18) El río Paraguay divide el país homónimo en dos grandes regiones: en el oeste el Gran Chaco o Región Occidental y en el este la Selva o Región Oriental, de suelos más fértiles. Por su estrecha vinculación con la cuenca del Plata y con el eje fluvial compuesto por los ríos Paraná y Uruguay, el gran mecanismo integrador de la zona, creemos que la Región Oriental de Paraguay debería ser incluida dentro de lo que podríamos llamar “el gran espacio geográfico del Litoral”.

(19) Morales Bartaburu, Rodrigo. Del saladero nacional al frigorífico extranjero. Paysandú, Edición electrónica (rodrigomoralesbartaburu.blogspot.com), 2010.

(20) Este concepto, esencial para comprender el tipo de influencia que ejerció la industria conservera típica -de la que Liebig’s y Kemmerich fueron los exponentes más sobresalientes- sobre el medio en la que estaba emplazada, pertenece a los profesores José Pedro Barrán y Benjamín Nahum, quienes lo han desarrollado largamente en varias obras de su autoría, por ejemplo Historia Rural del Uruguay Moderno (Montevideo, EBO, 1967-1978, 7 tomos) y Batlle, los estancieros y el Imperio británico (Montevideo, EBO, 1979-1982, 3 tomos).

(21) Pereda, Setembrino. Río Negro y sus progresos (Montevideo, El Siglo Ilustrado, 1898). También en Maeso, Carlos. Tierra de Promisión (Montevideo, Tipografía de la Escuela Nacional de Artes y Oficios, 1904) y El Uruguay a través de un siglo (Montevideo, Tipografía y Litografía Moderna, 1910).

(22) Peptona fue la marca comercial con que se comercializó en Europa el extracto de carne producido por la Compagnie Kemmerich.

(23) El extracto de carne producido en Fray Bentos por Liebig’s Extract of Meat Company Limited se vendió hasta 1899 con el nombre del creador, Extractum Carnis Liebig, figurando un símil de la firma del químico alemán en todas las etiquetas de los recipientes comercializados. En junio de 1900 la compañía relanzó el producto en Londres bajo la marca Oxo, en principio como una línea complementaria del extracto original, pero con el tiempo ésta devino en la marca registrada oficial para Gran Bretaña, aunque en muchos países de Europa continental se mantuvo la antigua denominación.

(24) Sanguinetti, Oscar y Orlando. History of Meat’s Extract. Milan (Italia), Sanguinetti Stamp Shop, 2003. 

(25) La “Compagnie de Produits Kemmerich, fundada en 1884 para asumir las actividades de la Société en commandite E. Kemmerich et Compagnie, poseía cuatro estancias y dos fábricas”. Ver De Groof, Bart; Geli, Patricio; Stols, Hedí y Van Beck, Guy. En los deltas de la memoria. Bélgica y Argentina en los siglos XIX  y XX. Lovaina, Leuven University Press, 1998.

(26) Diario El Siglo, Montevideo, 2 de julio de 1895.

(27) De Groof, Bart; Geli, Patricio; Stols, Hedí y Van Beck, Guy. Obra citada.

(28) Actualmente la marca es propiedad de Unilever. Esta multinacional angloholandesa es también en nuestros días la titular de las marcas de Liebig’s que aún permanecen en el mercado.  

(29) Lago Martínez, Silvia  y Sorda, Jorge. La Privatización del Frigorífico Santa Elena: un estudio de caso. Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales (UBA), 2000.

(30) De Groof, Bart; Geli, Patricio; Stols, Hedí y Van Beck, Guy. Obra citada.

(31) Artículo 1º de la Ley 14035 del 18/10/1971. El texto completo en www.parlamento.gub.uy.    

(32) Schurz, W. L. Paraguay, a commercial handbook. Washington DC, Government Printing Office, 1920. Online en http://www.archive.org/stream/paraguayacommer00commgoog/paraguayacommer00commgoog_djvu.txt

(33) Ibíd.  

(34) Pieters, Patrick. Het ontmoetingsnetwerk van de Antwerpse bankierselite aan de vooravond van de Eerste Wereldoorlog. Amberes, Universiteit Antwerpen (Departement Geschiedenis), 2008.

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Rodrigo Morales Bartaburu
Queda autorizada la reproducción total o parcial de este trabajo citando la fuente.
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jueves, 29 de marzo de 2012

De Fray Bentos a Santa Elena; de Liebig`s a Kemmerich (7ª parte)


MATERIA PRIMA, PROCEDIMIENTOS INDUSTRIALES Y PRODUCTOS ELABORADOS 

La Compagnie Kemmerich se creó básicamente para elaborar extracto de carne, alimento que tenía por materia prima excluyente el ganado vacuno. Abundante en toda la región del Litoral también lo era en Santa Elena, como marcábamos al referirnos al sitio escogido por la empresa para instalar su planta industrial.
Al contrario de la industria frigorífica que cuando sus faenas evolucionen del ovino al bovino requerirá para el proceso industrial exclusivamente animales de razas británicas puras o cruzas de índole superior, fenómeno palpable de manera incipiente a partir de 1890 y consolidado en la primera década del siglo XX, la fabricación de extracto no hará hincapié en la condición zootécnica del ganado a procesar, entre otras razones porque la calidad del producto final no tenía vinculación con la calidad de aquél(19). 
Para Kemmerich y para el resto de lo que en oposición a la frigorífica más tarde se denominó industria conservera, el factor básico y determinante de la viabilidad del negocio será el precio que pague por la materia prima, independiente de que el animal a faenar fuese criollo, cruza, mestizo o puro. En este sentido, las empresas extranjeras establecidas en el Río de la Plata para elaborar extracto y otros subproductos cárnicos tipo conservas, vinieron a la región buscando aquello que les interesaba por ser aquí abundante y barato y en sus países de origen escaso y caro: el novillo criollo(20).  
Como en otros aspectos a los que ya hemos pasado revista, la infraestructura fabril de la Compagnie Kemmerich en Santa Elena se concibió y montó siguiendo los mismos lineamientos técnicos y operativos de la fábrica de Liebig’s en Fray Bentos, que en 1880 -a 15 años de su instalación- era un modelo palmario de eficiencia industrial y éxito comercial. Para emularla contaron con la invalorable complementación interdisciplinaria que unía al doctor Eduardo Kemmerich, de amplia versación teórico-práctica en el área de la bacteriología y de la emergente ciencia de la alimentación, con su cuñado, el ingeniero Walther Giebert, especialista en mecánica industrial con vasta experiencia laboral en el rubro tras los años pasados junto a su padre en Fray Bentos. El íntegro y acabado conocimiento que la dupla tenía del proceso de elaboración del extracto de carne, incluido los “secretos industriales” tan celosamente protegidos por Liebig’s, que en Fray Bentos no permitía el ingreso de extraños a la sección en la cual se lo producía(21), fue el factor determinante para que ambos promotores de la fundación de la empresa y socios de la misma, posteriormente se encargaran del montaje, la puesta en marcha y el gerenciamiento técnico y operacional del establecimiento de Santa Elena.          
En cuanto a los productos elaborados en Santa Elena, el principal fue el extracto de carne(22), si bien como subproductos también produjo grasa refinada, guano, harina de carne, aceite de patas, harina de hueso y otros derivados estándares de la faena.           

                
COMERCIALIZACION Y MERCADOS

También en estos aspectos resulta inevitable la comparación entre la Compagnie des Produits Kemmerich, Sociéte Anonyme y Liebig’s Extract of Meat Company Limited.
A fines de 1865 el entonces pequeño establecimiento industrial de Fray Bentos fundado por George Christian Giebert para elaborar extracto de carne a partir del método descubierto por el químico alemán Justus Von Liebig, fue adquirido por Liebig’s Extract of Meat Company Limited, una sociedad creada en Londres específicamente con ese fin, que de inmediato promovió la transformación tecnológica de la fábrica. La magnitud y trascendencia que en pocos años adquirió el emprendimiento acabó por convertir el nombre de la localidad, la razón social de la firma propietaria y la marca comercial con que distribuyó el extracto de carne(23) en referentes obligatorios e ineludibles de la emergente industria alimenticia mundial, debido al carácter innovador del producto, el volumen físico que alcanzó la fabricación y la diversidad de mercados a los que accedió. 
Hacia 1870 el extracto de carne de Liebig’s se vendía en Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Francia, Alemania y Dinamarca. Entre tanto la empresa gestionaba la apertura de sucursales, depósitos o puestos de venta en Nueva York (EEUU), Viena, a la sazón capital del Imperio austrohúngaro, Madrid, Varsovia, San Petersburgo -aparte de residencia de invierno de los zares, ventana de Rusia a Europa- y Constantinopla, hoy Estambul, la ciudad europea más asiática -o si se prefiere la asiática más europeizada- y entonces capital del Imperio Turco u Otomano.
Los principales consumidores de extracto fueron los ejércitos, que encontraron en él la vitualla ideal: abundante en proteínas, concentrado, cómodo de transportar y rápido de preparar, desde el momento que con sólo 4 quilos de extracto y agua caliente se hacía una nutritiva sopa para más de 100 soldados. Pero interesada en ampliar el espectro de consumidores la compañía Liebig’s se propuso introducir el extracto de carne también en la cocina hogareña, un ámbito casi inexpugnable en el que el ingreso implicaba derribar atávicas costumbres culinarias, para lo cual “debió apelar a nuevas estrategias de marketing y crear novedosas formas de publicitarlo dado que el producto era percibido como revolucionario, y las amas de casa debían ser convencidas de usarlo en reemplazo de la carne fresca”(24).  
A la Compañía Kemmerich no le fue tan bien. Si bien su Peptona pudo hacerse de un nicho de mercado en la Europa continental, el mayor poderío de Liebig´s en todos los sentidos, más capital societario, mayor solidez financiera, depósitos y oficinas de ventas propias en los puntos clave de ingreso de Europa, un aceitado mecanismo de distribución y el haber “llegado primero” al negocio, le otorgaron una ventaja que la empresa belga nunca pudo superar.  
Tan es así, que entre 1894 y 1904, es decir durante 10 años, las dos plantas industriales que la Compagnie Kemmerich tenía en Argentina(25) fueron arrendadas por Liebig’s Extract of Meat Company Limited. En 1895 un diario de Montevideo reproducía un comunicado de la empresa británica en la que anunciaba ese acuerdo de producción: “La demanda de los productos de la compañía en los mercados extranjeros ha llegado a ser tal, que la compañía Liebig, de miedo a no poder hacer frente a los pedidos que de todas partes se le hacen ha hecho un contrato con la Compagnie des Produits Kemmerich, Sociedad Anónima de Amberes, por el cual esta última pone a disposición de la Compañía Liebig sus establecimientos de Santa Elena y de San Javier en la República Argentina”(26).

miércoles, 14 de marzo de 2012

De Fray Bentos a Santa Elena; de Liebig`s a Kemmerich (6ª parte)


UBICACIÓN (ESPACIO GEOGRÁFICO)  

En el antiguo territorio del Virreinato del Río de la Plata los conflictos de intereses desatados tras el fin de la dominación española terminarán por acabar con la antigua unidad político-administrativa de origen colonial, dando lugar al surgimiento de cuatro países: Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay. En ciertas regiones con marcadas afinidades geofísicas, históricas, culturales, productivas y humanas, estos cambios geográficos e institucionales provocarán el resquebrajamiento -cuando no  directamente la ruptura- de los hasta entonces sólidos y estrechos vínculos.
Creemos que la importante región del Litoral conforma el ejemplo más relevante de este peculiar y trastornador fenómeno. Compuesta hasta el fin del período virreinal por Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe, sur de Córdoba, la Banda Oriental y las Misiones Orientales, se verá luego fragmentada y dividida entre tres países: Argentina, Brasil y Uruguay(18).
Este breve marco introductorio, aparte de conducirnos al asunto que nos proponemos analizar ahora, resulta imprescindible para comprender la magnitud y significación que el Litoral tuvo como espacio geopolítico autónomo -y a la vez contrapuesto- al proyecto hegemónico porteño, no sólo en el período colonial sino también más tarde, en el sinuoso transcurso de organización de las nuevas estructuras nacionales, y que en el último cuarto del siglo XIX aún se conservaba pese a la atomización sufrida.              
No es casual entonces el sitio elegido por la Compagnie Kemmerich para instalar su planta industrial. Santa Elena, al igual que Fray Bentos, lugar donde desde 1865 funcionaba la empresa Liebig’s, estaban inscriptas dentro de la misma región o espacio geográfico. 
Pero eso no era todo: las dos localidades exhibían sorprendentes similitudes topográficas y socioeconómicas. Es evidente que las principales características de la geografía física y humana presentes en 1865 en Fray Bentos se reiteran quince años después en Santa Elena, y que éstas influyeron fuertemente en la decisión de los cuñados Kemmerich y Giebert de instalar en ese sitio y no en otro la fábrica de extracto de carne. Comunicación fluvial ágil y rápida a partir de puertos profundos que permitían operar barcos de carga interoceánicos a capacidad plena, entorno de campos fértiles con abundancia de ganado criollo o poco mestizado y lejanía de los centros de poder gubernativos fueron particularidades que compartieron ambos complejos agroindustriales. Este conjunto de elementos, centrales y definitorios para delinear el posterior perfil corporativo de las empresas, accionando con independencia de las jurisdicciones nacionales e incluso en muchos casos contraviniendo leyes, decretos o disposiciones de Argentina y Uruguay, los países que les daban albergue, posibilitaron que Kemmerich en Santa Elena y Liebig’s en Fray Bentos implantaran un rígido sistema de relaciones sociales sustentado a partir del absoluto control que ejercieron sobre los distintos actores sociales y factores de poder. De ese modo, la dependencia o compromiso de los obreros y empleados con las empresas excedió el ámbito físico del lugar trabajo y el horario estipulado para efectuarlo.
Una breve anécdota sirve para ilustrar esa particular (y desventajosa, para los obreros) relación. Por lo menos hasta la década de 1910, en Santa Elena y Fray Bentos existió una “entrometida” prohibición referida al domingo. Aunque para los trabajadores era jornada de asueto, en época de zafra éstos no podían disponer libremente del día para hacer o dejar de hacer lo que quisieran ya que estaba vedada la realización de fiestas, reuniones sociales o cualquier otro tipo de festejo que incluyera baile y/o consumo de alcohol. ¿La razón? Muy simple, evitar el ausentismo del lunes. Pero qué pasaba si alguien desafiaba la veda. Sencillo, actuaba la policía... privada de la empresa. 
        

lunes, 12 de marzo de 2012

De Fray Bentos a Santa Elena; de Liebig`s a Kemmerich (5ª parte)


RAZÓN SOCIAL

Algún desprevenido quizás considere que en aquellos años el nombre de las empresas constituía un elemento trivial, poco trascendente. Nada más alejado de la realidad; máxime en el caso de actividades productivas vinculadas a tecnologías emergentes, donde la razón social o la marca del producto encarnaba un componente de gran valor referencial que en muchos casos confería algún tipo de consideración accesoria. Es que las corrientes filosóficas positivistas, de tanta aceptación e influencia en la época, confiaban en las ciencias tangibles (o positivas) casi ilimitadamente al considerar que su auge terminaría favoreciendo el pleno desarrollo de las virtudes humanas.
El efectivo progreso científico y tecnológico de esos años trajo aparejado el surgimiento del “sistema industrial”, y la seguridad que depositó en sus bondades la nueva sociedad urbana que comenzaba a surgir en ciertos países de Europa (Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Francia, Alemania) y en EEUU, terminó consolidando un sentimiento de absoluta e infinita certidumbre en la moderna tecnología industrial de base científica.      
En consecuencia, hacer mención en la razón social de las empresas a doctos reconocidos (o en otros casos utilizarlos como marca de fábrica) no eran actitudes antojadizas ni caprichosas sino decisiones meditadas e intencionales que pretendían transmitir y reafirmar, en la masa de consumidores, conceptos y símbolos representativos de la sociedad industrial que terminó de moldearse en el correr de la segunda mitad del siglo XIX. 
Pero si el sector de la producción alimenticia ocupaba un lugar de privilegio en el círculo áulico del sistema manufacturero, dentro de él la nueva industria de la carne era probablemente la actividad antonomástica por sus efectos, alcances y derivaciones. Y puesto que el doctor Eduardo Kemmerich era por entonces un científico de cierta reputación en temas vinculados a la química orgánica y la microbiología -campos en los que había brillado su compatriota Justus Von Liebig-, colegimos que la afinidad influyó al momento de decidir el nombre de la nueva empresa.
Abstrayéndonos de la significativa diferencia académica que medió entre ambos hombres de ciencia, una y otra razón social -Liebig’s Extract of Meat Company Limited y  Compagnie des Produits Kemmerich, Sociéte Anonyme- hacían explícita referencia a ellos en su denominación y también en los envases en los que se vendían sus productos que llevaban estampadas las firmas de Justus Von Liebig y Eduardo Kemmerich. En las postrimerías de ese siglo XIX caracterizado por el auge del positivismo y la seguridad en las posibilidades de las ciencias aplicadas era un buen inicio para el ulterior mercadeo del producto, que se desarrollaría a partir de ciertas muletillas efectistas tales como “la ciencia al servicio de la alimentación”.

jueves, 8 de marzo de 2012

Sudacas Films: Nuevo documental


El jueves 1 de marzo Rodrigo Morales fue entrevistado en el programa Todas las Voces. La charla giró entorno al Misterioso Dr. Klugkist, el nuevo largometraje documental de de la productora Sudacas Films que se grabará a fines del mes de abril.
Mas información sobre la película en: www.sudacasfilms.com.uy. Escuchar audio de la entrevista en: http://www.todaslasvoces.com.uy/cultura-y-arte/405-entrevista-con-rodrigo-morales-periodista-y-productor-cinematografico

Qué nos pasó - Documental de Sudacas Films (2011)


De Fray Bentos a Santa Elena; de Liebig`s a Kemmerich (4ª parte)


A IMAGEN Y SEMEJANZA

La propuesta empresarial de la Compañía Kemmerich poco tenía de original y sí mucho de experimentada. Basada en métodos probados que habían dado muestra fehaciente de éxito comercial, en rigor se trataba de competir con el extracto de Liebig’s Extract of Meat Company Limited a partir de una empresa “espejo” que produjese en Santa Elena un concentrado cárnico igual al que se fabricaba en Fray Bentos. Las similitudes resultan abrumadoras. Enumerémoslas como paso previo a un análisis más detallado.  
1) Razón social. Ambas pretendían trasmitir un mismo mensaje semiótico.
2) Ubicación. Similitudes topográficas, socioeconómicas y culturales entre Fray Bentos y Santa Elena. En ambas localidades, además, existía una ausencia casi absoluta del Estado.
3) Materia prima utilizada: Ganado criollo o poco mestizado.
4) Principal producto elaborado: Muy similar, por no decir idéntico; tan es así, que como veremos más adelante, en las plantas de Kemmerich, tanto en la de Santa Elena como en la de San Javier (provincia de Santa Fe), primero se produjo extracto con la marca de Liebig´s y luego esta empresa británica directamente las arrendó durante una década.
5) Comercialización, mercados y marketing. Ambas compañías aplicaron metodologías muy parecidas. Sin embargo, a Liebig´s le fue “muy bien” y a Kemmerich “más o menos”.
5) Integración vertical. Vimos en la primera entrega de este trabajo que la principal desavenencia entre George Christian Giebert y el directorio de Liebig´s Extract of Meat Company Limited radicado en Londres fue la política de aquél de comprar y arrendar estancias para abastecer con ganado propio la planta industrial de Fray Bentos. Aunque en ese momento Londres no convalidó la decisión de Giebert, con el tiempo cambió de posición y continuó con la compra de campos, no sólo en Uruguay sino también en Argentina, Paraguay y el sur de Brasil. La Compañía Kemmerich, de alguna manera heredera de esa aproximación al negocio, desde su radicación en la Argentina apuntó a integrar la actividad industrial a la ganadera.   
6) Expansión a zonas de ganaderías atrasadas. Como para que el negocio fuese rentable la materia prima para elaborar el “extracto” debía ser el ganado criollo o poco mestizado (es decir barato), situación que se volvió más acuciante tras el desarrollo de los frigoríficos que acapararon la oferta de las haciendas de razas británicas y cruzas carniceras buenas, primero Kemmerich y luego Liebig´s, se instalaron en Paraguay, lugar de ganadería atrasada y donde, además, las regulaciones estatales eran prácticamente nulas.
7) Las semejanzas entre ambas empresas provocaron, por al menos durante cien años, fenómenos muy afines en las dos ciudades en las que estaban asentadas. Es más, la evolución -el auge primero, la decadencia después- que vivieron desde entonces y hasta fines del siglo XX Fray Bentos y Santa Elena, son asombrosamente similares.  

miércoles, 1 de febrero de 2012

De Fray Bentos a Santa Elena; de Liebig`s a Kemmerich (3ª parte)


LA VUELTA A AMBERES

El mayor activo que poseían Eduardo Kemmerich y Walther Giebert era el acabado conocimiento del proceso industrial de la fabricación del extracto de carne, corolario natural de los años trabajados en la planta de Liebig’s Extract of Meat Company Limited y del dilatado “background” familiar. Estos elementos, a las claras insuficientes para plasmar el desafío de montar un establecimiento fabril de la envergadura del instalado en Fray Bentos, constituían no obstante la llave para acceder al mercado internacional de capitales. 
En la consecución de la idea, en febrero de 1879 los cuñados Kemmerich y Giebert repiten el camino que poco más de 15 años atrás había transitado su predecesor: se trasladan a Amberes en busca del imprescindible capital de riesgo que les posibilite construir la proyectada fábrica en Argentina.
Recurrir a ese importante puerto flamenco del norte de Bélgica -uno de los primeros de Europa, con amplias conexiones con Alemania y la dinámica cuenca del Ruhr- a manera de plaza en la cual conseguir inversores no parece antojadizo. Baste recordar que además de las sólidas relaciones mercantiles y personales que los Giebert mantenían con destacados comerciantes instalados en Amberes, por allí ingresaba a Europa buena parte del extracto de carne producido por Liebig’s, incluso el destinado al mercado británico que hasta 1914 fue distribuido por la firma de Corneille David, con sede en la propia ciudad(15).
El fulminante éxito de venta del extracto era entonces un tema recurrente en las tertulias de los comerciantes importadores, banqueros e inversores de Amberes, por lo que todo lo relacionado con su producción en las lejanas e “inhóspitas” tierras sudamericanas no constituía un asunto desconocido para ellos. 
Aunque ignoramos los detalles de los pasos dados en Bélgica por Eduardo Kemmerich y Walter Giebert, la celeridad con que se concretó la empresa sugiere que la propuesta debió encontrar desde el inicio una acogida favorable. En efecto, a fines de 1879 se funda en Amberes la Société en commandite E. Kemmerich et Compagnie, cuyo objeto era producir extracto y otros derivados cárnicos en la República Argentina.   
Pero pronto se debió recurrir a una capitalización de la empresa, que se produjo junto a un cambio de razón social, consecuencia de la nueva composición accionara tras la incorporación de otros capitalistas. A fines de 1984 los activos de la Société en commandite E. Kemmerich et Compagnie fueron absorbidos por la Compagnie des Produits Kemmerich, Sociéte Anonyme, fundada el 4 de noviembre de 1984 en Amberes y que contaba con un capital integrado de 200.000 libras esterlinas(16). En ella tenían participación, además de los sucesores de George Christian Giebert, el empresario argentino de origen alemán Ernesto Tornquist y sus socios belgas Henri Albert de Bary, Horace van der Burche, P. Raeymaecks, Victor Grisar, Louis Lysen y Victor Lynen(17).
La cuota parte accionaria de los Giebert se vio entonces reducida, y en la administración de los negocios comenzó a tener una intervención activa Ernesto Tornquist, que actuaba no sólo en representación propia sino también como delegado de los capitalistas belgas.


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Rodrigo Morales Bartaburu
Queda autorizada la reproducción total o parcial de este trabajo citando la fuente.
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De Fray Bentos a Santa Elena; de Liebig`s a Kemmerich (2ª parte)


Tras repasar de manera muy sucinta en la primera entrega el proceso de más o menos 25 años transcurridos entre el descubrimiento del “extractum carnis” y la desvinculación de los sucesores de George Christian Giebert de la empresa pergeñada por éste, que había recreado a escala industrial el procedimiento de laboratorio inventado por el químico alemán Justus Von Liebig, llegamos finalmente a la República Argentina.
La localidad entrerriana de Santa Elena(14) se encuentra ubicada unos 135 quilómetros al norte de la capital de la provincia, en un pintoresco paisaje de profundos barrancos que caen abruptos sobre el caudaloso río Paraná, 
Desde octubre de 1871 la sociedad compuesta por Federico González y los hermanos Eustaquio y Norberto de la Riestra explotaba allí un saladero. Con escasa y rudimentaria tecnología, característica dominante del conjunto de la manufactura saladeril, el establecimiento producía tasajo y otros subproductos -cuero, grasa, sebo- que eran embarcados desde el propio puerto del saladero a los mercados del exterior en un velero de bandera española propiedad de José Sampera. Éste, tras descargar la carne salada en Brasil y Cuba continuaba viaje a España, de donde retornaba a Santa Elena con sal de Cádiz.            
En 1880 la recién fundada Société en commandite E. Kemmerich et Compagnie adquiere a González y de la Riestra las instalaciones del saladero y las 1.800 hectáreas de tierras circundantes en las que estaba enclavado. 


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Rodrigo Morales Bartaburu
Queda autorizada la reproducción total o parcial de este trabajo citando la fuente.
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martes, 3 de enero de 2012

Año nuevo, blog nuevo


Para la semana que viene les prometo la segunda parte del trabajo De Fray Bentos a Santa Elena; de Liebig`s a Kemmerich. 
También quiero comentarles del cambio de enfoque de este blog. La idea es tratar de darle otros contenidos, subiendo artículos periodísticos destacados, colaboraciones sobre política nacional e internacional y cuentos. A cuenta de mayor cantidad, van dos breves e ingeniosos cuentos del estadounidense Frederic Brown, un olvidado de la literatura  

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¡Aprended geometría!
de Fredric Brown

Henry miró el reloj, a las dos de la mañana cerró el libro desesperado.
Seguramente lo suspenderían al día siguiente. Cuanto más estudiaba geometría, menos la comprendía. Había fracasado ya dos veces. Con seguridad lo echarían de la Universidad.
Sólo un milagro podía salvarlo. Se enderezó.
¿Un milagro? ¿Por qué no? Siempre se había interesado por la magia. Tenía libros. Había encontrado instrucciones muy sencillas para llamar a los demonios y someterlos a su voluntad. Nunca había probado. Y aquel era el momento o nunca. Tomó de la estantería su mejor obra de magia negra. Era sencillo. Algunas fórmulas. Ponerse a cubierto en un pentágono. Llega el demonio, no puede hacernos nada y se obtiene lo que se desea.
- ¡El triunfo es vuestro!
Despejó el piso retirando los muebles contra las paredes. Luego dibujó en el suelo, con tiza, el pentágono protector. Por fin pronunció los encantamientos.
El demonio era verdaderamente horrible, pero Henry se armó de coraje.
- Siempre he sido un inútil en geometría -comenzó…
- ¡A quién se lo dices! -replicó el demonio, riendo burlonamente.
Y cruzó, para devorarse a Henry, las líneas del hexágono que aquel idiota había dibujado en vez del pentágono.

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El vudú
de Fredric Brown

La esposa del señor Decker volvió de Haití.
Había ido sola. Habían decidido pasar un tiempo separados para arreglar luego amistosamente el divorcio. Pero eso nada había cambiado. Se detestaban todavía un poco más que antes.
- Divide en dos partes -exigió firmemente la señora Decker-. La mitad de tu dinero y de tus bienes.
- Es ridículo -replicó con aspereza el señor Decker.
- ¿Ridículo, eh? Si quisiera lo tendría todo. En Haití, amigo mío, he estudiado vudú.
- ¿Y qué?
- Que si no fuera una mujer honrada morirías por paralización del corazón. El vudú no deja huellas. 
- ¡Tonterías! -exclamó con superioridad el señor Decker.
- Pues bien, permíteme hacer la prueba. ¡Dame un trozo de uña o de cabello y verás!
- ¡Patrañas! -afirmó el buen señor Decker.
- Te hago una proposición. Probamos. Si no da buen resultado, nos divorciamos y no pido nada. Si sale bien, heredo y me voy muy agradecida.
- De acuerdo -dijo el excelente señor Decaer.
- Trae cera y un alfiler.
Se miró las uñas.
- Demasiado cortas. Te daré un cabello.
Fue al cuarto de baño y volvió con un cabello en un tubo de aspirina. La señora Decker había ablandado ya la cera. Hundió en ella el cabello y luego la modeló groseramente en forma de ser humano. 
- Lo lamentarás -aseguró, mientras hundía la aguja en el pecho de la estatuita.
El señor Decker se sorprendió, pero de manera agradable. No creía en el vudú, pero era prudente. Además, siempre le había irritado que su mujer no limpiase nunca el peine.